En el mundo de los 'coders' uno siempre está en 'fase beta' o en versión previa, sin acabar.”,"Leer código", "escribir código" o "codear" son expresiones cada vez más comunes entre las personas vinculadas al mundo de la tecnología del 'software', y que no son necesariamente ingenier@s. Hoy con más frecuencia están hablando de 'codear' (SIC) o programar código: educadores, artistas, diseñadores y hasta políticos. Y, ¿por qué les interesa si no forman parte del mundo de las ingenierías de la programación de las computadoras? Una primera hipótesis gira en torno al efecto positivo que generó mundialmente en 2013 el discurso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la Computer Science Education Week, cuando solicitó a los más jóvenes que: "No se conformen con comprar el último videojuego, creen uno; no se bajen la 'app' más 'cool', diseñen una nueva". Aunque Obama no dijo explícitamente que todos l@s niñ@s, así como aprenden a leer y escribir, deberían saber programar; fueron muchos los que entendieron esto. Y se abrió entonces una corriente de opinión mundial favorable al aprendizaje de la programación, o ciencia computacional, como una manera de evitar ser parte del "analfabetismo del futuro" ese que nos enfrentará al tortuoso dilema de programar o ser programados. Una segunda hipótesis, forjada en los últimos tiempos en países con performances educativas de primera –tipo Finlandia, Noruega, Israel o el Reino Unido-, incide en la relevancia de crear en las personas habilidades de futuro que les ayuden a aprovechar los beneficios de la tecnología, a través del 'computational thinking' –pensamiento computacional-, que entre otros beneficios ofrece a las personas la posibilidad de aprender a resolver e identificar problemas de manera más eficiente, ser creativos, reconocer escenarios y modelarlos. La premisa que soporta esta hipótesis es que tod@s podemos programar código binario -el lenguaje digital- y crearnos un videojuego o un 'software' que nos permita solucionar nuestros problemas de la vida diaria, con el soporte de una computadora y sin tener que ser ingenier@s, necesariamente. ¿Suena irreal? Ni tanto. Desde hace unos años, el gobierno argentino promueve #ProgramAR, un plan que ayuda a duplicar el número de niñ@s que están aprendiendo a escribir código –3 millones-. Argentina la tiene clara, no quieren ser programados sino programar. Y nosotros, ¿qué queremos ser en el futuro?, ¿meros consumidores de tecnología o también tenemos chance de soñar con exportar 'software' de manera relevante? Por lo pronto, hay iniciativas privadas como “Crack the Code” que está empoderando a los niños de Lima, a través de una oferta formativa que vale explorar. Y si no somos niños, nos queda el auto-aprendizaje, lo importante es no quedarse con la curiosidad, al fin y al cabo, solo se necesita un buen tutorial, ánimo de divertirse y, claro, evitar el temor al fracaso, pues en el mundo de los 'coders' uno siempre está en 'fase beta' o en versión previa, sin acabar.”