La renuncia es un punto a favor de César Villanueva, y una demostración de su fuerza.,A primera vista el problema con el renunciante David Tuesta ha sido exclusivamente tributario. Martín Vizcarra ha hecho hincapié en el tema, al implicar en su mensaje que no subirán los impuestos, y que más bien aumentará el esfuerzo por cobrar los que ya existen. No ha explicado todavía en qué consistirá ese nuevo esfuerzo. Pero es posible vislumbrar otras cuestiones importantes en la discrepancia. La renuncia es un punto a favor de César Villanueva, y una demostración de su fuerza. Pues Tuesta fue uno de los ministros nombrados por Vizcarra, sin participación del primer ministro. Por eso Tuesta tuvo el gesto de renunciar directamente ante Vizcarra, que lo nombró. En sus 64 días en el MEF Tuesta no diseñó nada parecido a una alternativa a la política económica estándar de los gobiernos precedentes. Lo que hizo fue anunciar algunas medidas de impacto. La reacción de Villanueva revela que ninguna había sido consultada con él, y que Tuesta había incurrido en algo llamable un exceso de autonomía. Parte del problema ha estado en el estilo desenfadado de declarar de Tuesta. Su idea de un liderazgo desde el MEF rápido lo puso en los titulares y en la polémica, y le impidió retroceder. En su blitz por mejorar la caja fiscal, pronto chocó con sectores a los que el Ejecutivo viene prestando especial atención, como Fuerza Popular y el empresariado. Pero en este gobierno no hay lugar para un perfil ministerial alto como el que buscaba Tuesta. El equilibrismo al que está dedicado el Ejecutivo no lo permite, y obliga a mantener al mínimo la opinión, y en cierto modo también la iniciativa, del gobierno. En cierto modo, una actitud de régimen transitorio, con la mirada fija en el día a día. Uno de los balances de la renuncia es que a partir de ahora la política económica se cocinará solo en Palacio y en la PCM. Algo que reducirá el peligro de iniciativas con potencial polémico (incluso aquellas seguramente necesarias) y probablemente nos devuelva a la probada fórmula del piloto automático. Lo sucedido también funciona como lección para algunos ministros que enfrentan serios problemas sectoriales, frente a los cuales un alto perfil, una postura decidida y un apoyo de la cúpula son indispensables.