Quizás por eso Acuña siente que tiene que construir una imagen realmente popular desde ahora. Pero tendrá problemas.,César Villanueva, entonces vocero de Alianza para el Progreso, APP, el partido de Acuña, lideró la movida contra PPK, y ahora es primer ministro. APP ha anunciado que quiere obtener 30% de los municipios del país, el triple que en el 2014. Acuña mismo publicó hace unos meses un aviso que supuestamente lo exculpa de las acusaciones de plagio que lo perseguían. Todos estos acontecimientos son preparatorios de la indiscutible candidatura de Acuña en el 2021. Para eso el empresario está evidentemente madrugando, y moviéndose por todas partes. Si su reunión con Joaquín Ramírez ha levantado cejas, su discreto encuentro en casa de PPK a mediados de marzo de haberse conocido hubiera levantado muchas más. De hecho el empresario ya se está portando como candidato. Por lo pronto su frase “Soy el único político que puede caminar mirando de frente” suena a copia de un planteamiento de Alan García. Asimismo ha comenzado a flagelar a los corruptos, unido a la muletilla que tanto le gusta a Alejandro Toledo: “No lo vamos a permitir”. Uno de sus principales activos es haber sido apeado de la carrera electoral por el JNE en el 2016, cuando era un candidato con reales posibilidades. Más o menos el caso que Julio Guzmán. Sin embargo en una encuesta Ipsos de enero sobre intención de voto para el 2021 Guzmán llega segundo con 15%, mientras que el 2% de Acuña solo lo ubica por encima de Ollanta Humala. Quizás por eso Acuña siente que tiene que construir una imagen realmente popular desde ahora. Pero tendrá problemas. Voltear la página de un escándalo de plagio académico no es fácil, y sus argumentos no son convincentes. De otra parte la universidad como negocio privado no está prestigiando mucho en estos tiempos. Entre los otros activos de Acuña están una notoria disponibilidad de recursos, un partido en evidente expansión territorial, una bancada en el Congreso, y un estilo empresarial-popular que no puede hacerle daño. A esto debe sumarse ahora un tipo de llegada al gobierno que no ha conocido hasta ahora. En otras palabras, estamos describiendo a un rival de Fuerza Popular. Le competirá en lo del buen entendimiento con el Ejecutivo, en la carrera por sumar votos y autoridades regionales, en el posicionamiento por encima de los efectos de la anticorrupción que flota en el ambiente.