Las comparaciones entre la conducta de FP y la del fujimorismo de los años 90 son pertinentes.,Hay un grueso cordón umbilical entre el mensaje de las encuestas y las maniobras anticonstitucionales que Fuerza Popular está proponiendo en el Congreso. El mensaje de las encuestas es que Keiko Fujimori está perdiendo popularidad y fuerza, y la aprobación del Congreso que ella domina está bajando todavía más. Así, FP ha puesto en marcha medidas defensivas. Cambios de tipo de interpretación auténtica para evitar que el acoso al Ejecutivo se traduzca en disolución y nuevas elecciones. Más un operativo para reemplazar a los congresista que se han ido con Kenji Fujimori, y los que se vayan. En este terreno cabe esperar todavía más sorpresas. FP se está preparando para varios escenarios. Uno es que el avance de las investigaciones Odebrecht realmente ponga a la dirigencia del partido en la picota. Para eso el Tribunal Constitucional y la Fiscalía deben ser puestos de rodillas rápido, mientras haya votos suficientes para hacerlo. Un primer intento ha fallado, pero habrá otros. Otro escenario es el paso de un Pedro Pablo Kuczynski no vacado a un nuevo tipo de agresividad, fortalecida con un kenjismo que sigue ganando terreno en el hemiciclo y en las encuestas. Si Martín Vizcarra lo llega a reemplazar, nada garantiza una presidencia sumisa. También a él es a quien le están preparando la camita. Las comparaciones entre la conducta de FP y la del fujimorismo de los años 90 son pertinentes. En ambos casos se trata de saltarle a la yugular al orden constitucional. Alberto Fujimori lo logró por ocho largos años. Keiko Fujimori está comenzando. Ambos políticos forzados por las circunstancias y dispuestos a ello sin problemas. A todo esto se puede añadir la actividad del socio Mauricio Mulder, cuya ofensiva contra los medios privados es un tipo de iniciativa indispensable para construir una fuerza a contrapelo de la institucionalidad vigente. Un tipo de proyecto conjunto que busca rescatar un estilo político, y que en el fondo va mucho más allá de PPK o de Vizcarra. Así, mientras una mayoría de parlamentarios está dedicada a cuestiones periféricas, con pasión digna de mejores causas, el núcleo de la mototaxi va avanzando y preparando una sucesión de golpes al corazón mismo del orden político constitucional. El primero es este Congreso que, para todo fin práctico, ya no puede ser disuelto.