Es relevante sublevarse ante muertes misteriosas y crímenes sin castigo.,Las cortinas de humo solo funcionan con dos tipos de personas. Las incapaces de prestar atención a varios problemas a la vez y las que eligen concentrarse en la cortina y no ver nada más. Para quienes no tienen el problema intelectual de no percibir más de un objeto al mismo tiempo ni el problema ético de volverse monotemáticos por conveniencia, las cortinas de humo son inocuas. Ni siquiera es necesario no prestarles atención. Se puede hablar sobre ellas y también sobre las cosas importantes. Además, muchas veces, las cosas que se usan como cortinas de humo son importantes. Es importante discutir el intento de promover formas legales de esclavitud. Es interesante hablar de las posibilidades de la selección en el mundial. Es humano condolerse de la muerte de un querido periodista deportivo. Es relevante sublevarse ante muertes misteriosas y crímenes sin castigo. Es crucial responder a quienes quieren implantar la pena de muerte. Todos esos temas tienen valor en sí mismos, incluso si sabemos que, cuando la prensa y los políticos los promueven, suelen hacerlo para que no se hable de otras cosas. La solución es hablar de todo eso y también de las otras cosas. De hecho, debemos preguntarnos cuál es la relación entre eso y lo demás. Por ejemplo: todos nuestros gobernantes vivos de los últimos treinta años están implicados en juicios o investigaciones por corrupción. ¿Qué relación hay entre eso y el hecho de que seamos un país incapaz de pensar en un tema sin perder de vista ese otro? La relación es evidente: la demolición de nuestra inteligencia (nuestro aparato intelectual, nuestro sistema educativo) a manos de los corruptos les permite hoy a ellos maniobrar para eludir a la justicia. No hay que darles gusto. Hay que hablar de todo sin dejar nunca de hablar sobre ellos.