La idea es que Lima está en crisis, por una mala gestión, y en una ciudad tan grande los ejemplos de esto se multiplican sin piedad para un alcalde al que un grueso teflón mantuvo siempre con cifras de aprobación récord, por momentos cercanas al 90%. Eso ha quedado atrás, y la campaña es cada vez más un ajuste de cuentas.,La campaña municipal está empezando a asumir un rostro nuevo, más conflictuado. Aunque esta vez no candidatea, en cierto modo Luis Castañeda Lossio es el hombre al que hay que derrotar. Su intensa caída en las encuestas muestra que los vecinos están listos para un programa y un estilo diferentes. La idea es que Lima está en crisis, por una mala gestión, y en una ciudad tan grande los ejemplos de esto se multiplican sin piedad para un alcalde al que un grueso teflón mantuvo siempre con cifras de aprobación récord, por momentos cercanas al 90%. Eso ha quedado atrás, y la campaña es cada vez más un ajuste de cuentas. Enrique Cornejo plantea que estos últimos cuatro años de Castañeda han sido un tiempo perdido para la ciudad, que es preciso recuperar. Su prestigio de buen tecnócrata llevó a Cornejo a un inesperado segundo puesto en la pasada elección, y eso es lo que está volviendo a proponer. Hoy es el candidato más caracterizado, digamos. Juan Carlos Zurek plantea algo parecido a lo de Cornejo, con otro tipo de lenguaje, al llamar a Castañeda cosas como “parásito y mezquino” y al mismo tiempo insistir en su propia experiencia como alcalde de La Molina. Pero su programa, como el de Cornejo, no es tan diferente: mejor gestión y obras indispensables. Aunque no es el candidato puntero, quien mejor ha sintonizado con el nuevo clima político municipal es Manuel Velarde. Es él quien primero entendió que parar las orejas del vecindario iba a exigir una crítica a Castañeda en base a cosas concretas. Sus competidores han empezado a imitarlo, pero todavía no lo alcanzan. La mejor carta de Velarde no es proponer una mejor gestión, sino una gestión alternativa a la de Castañeda. Una reorganización de la ciudad concentrada en mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, poniendo a los automóviles en su sitio, como ha hecho desde su alcaldía en San Isidro. Por el lado político Velarde se ha instalado ya como el contrincante N.1 de Castañeda, cuestionándolo por querer resolver los problemas de Lima con más cemento. Su primer triunfo fue ponerle freno a los by-pases innecesarios o contraproducentes. Hoy está luchando por salvar los árboles de la avenida Aramburú.