No es la Cumbre la que ha decidido que Maduro no es bienvenido en la reunión; la decisión fue tomada unilateralmente por Kuczynski.,La atención pública está concentrada en la realización de la Cumbre de las Américas del próximo abril. El motivo formal de su convocatoria tiene algo de absurdo porque el tema central de la agenda es la lucha contra la corrupción, como un medio para asegurar la gobernabilidad. Muy poca gente puede creer hoy que el presidente del Perú esté en condiciones de dictar cátedra sobre estas dos materias y esto vale, igualmente, para varios de los mandatarios asistentes. En realidad, el debate se concentra sobre Venezuela, su situación actual y su futuro. PPK ha asumido un rol protagónico en la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro, y en esta oportunidad ha vuelto a colocarse en el centro del escenario con su decisión de “desinvitar” al presidente de Venezuela a la Cumbre. Que esto figure entre sus atribuciones es materia de controversia. PPK no es el dueño de la fiesta sino el anfitrión. Prestar la casa para la fiesta no supone necesariamente el derecho de vetar a los invitados. No es la Cumbre la que ha decidido que Maduro no es bienvenido en la reunión; la decisión fue tomada unilateralmente por Kuczynski, pidiendo luego el apoyo del Grupo de Lima; una coordinadora de 14 países de la Cumbre -menos de la mitad de sus 36 integrantes- que mantienen una posición de alineamiento cerrado con la diplomacia norteamericana. El promotor del grupo, como se habrá adivinado, es PPK. La canciller Cayetana Aljovín ha afirmado que el Grupo de Lima ha respaldado la iniciativa del Perú pero eso no es verdad. Lo que el grupo ha expresado es que “respeta” la decisión del gobierno peruano, lo cual, en el lenguaje diplomático, es radicalmente distinto que decir que “respalda” su iniciativa. ¿Cuál es la motivación de Kuczynski al proponerse como líder de la cruzada contra Maduro? Según la canciller Aljovín es la lucha contra un régimen autoritario que viola flagrantemente los derechos humanos. Pero cuando se le preguntó sobre el doble rasero, de condenar, justificadamente, al régimen de Venezuela, y guardar silencio sobre los abusos cometidos por el gobierno chino, ella afirmó que China es “nuestro principal socio comercial” y que nuestras relaciones con ella son magníficas, no sólo política sino culturalmente”. ¨La preocupación por la democracia y la defensa de los derechos humanos del gobierno peruano depende pues del nivel de los intercambios mercantiles existentes. Tras las acciones de PPK parece pesar su nacionalidad norteamericana, no sólo como estatus jurídico sino como horizonte mental. Es bueno recordar que en su anterior matrimonio tuvo como suegro nada menos que al jefe de la CIA, así, como suena. En una oportunidad anterior llamé la atención sobre el “humor gringo” de que estaba impregnado el comentario que hizo en una universidad norteamericana comparando a América Latina con un perrito faldero al que Estados Unidos de cuando en cuando tenía que prestarle algo de atención, para que no moleste. Durante las pasadas elecciones PPK anunció al país que había renunciado a su nacionalidad yanqui pero probablemente sólo podremos saber si es verdad así que avancen las investigaciones sobre el caso Lava Jato, o luego de que abandone el poder. Una ganancia neta que deja a PPK la “cuestión Maduro” es que saca del interés público el tema de la vacancia. PPK intenta mantenerse en el poder peleando contra las cuerdas y cualquier tema que desvíe la atención es bienvenido, mucho más si le permite colocar a la defensiva a una izquierda que, como ha señalado Farid Kahatt, no puede invocar los pronunciamientos críticos de la Comisión Internacional de Derechos Humanos CIDH cuando se trata de las violaciones a la democracia y los derechos humanos en Honduras, o del indulto írrito que PPK extendió a Fujimori, y obviarlos cuando se trata de Venezuela.