Nikolas Cruz tenía una obsesión patológica con las armas y había tomado cursillos de entrenamiento militar.,Este miércoles, los alumnos del instituto Marjory Stoneman Douglas de Florida participaban en una práctica contra incendios cuando apareció Nikolas Cruz. El joven venía armado con un rifle de asalto AR-15, con el que abrió fuego. 14 estudiantes y tres trabajadores fueron asesinados durante el tiroteo. La imagen se repite tanto que comienza a hacerse cotidiana. En lo que va del año, al menos ocho masacres similares se han registrado en los Estados Unidos. Un acto tan elemental como ir a clases ha dejado de ser seguro y, para afrontar esta sangría, los colegios se han visto obligados a ofrecer entrenamiento donde enseñan a sus alumnos cómo reaccionar en estas situaciones. Nikolas Cruz tenía una obsesión patológica con las armas y había tomado cursillos de entrenamiento militar. Pertenecía a La milicia nacionalista blanca, un grupo de ultraderecha supremacista estadounidense. El año pasado lo expulsaron del instituto luego de pelearse con el novio de una antigua pareja a la que golpeaba. Todo esto con solo 19 años. Su comportamiento entraba de lleno en el perfil de los pistoleros solitarios. Por lo general son dueños de un historial de violencia doméstica y están señalados por monomanías como la homofobia, la misoginia, el racismo o el fundamentalismo religioso. También compartía la característica más frecuente entre estos asesinos: como el 98%, era hombre. En la noche que siguió a la tragedia, Donald Trump dio un mensaje a la nación donde atribuyó la matanza a los problemas mentales de Nikolas Cruz. Más tarde en su cuenta de Twitter, fue más explícito. «Tantos indicios de que el pistolero de Florida era un perturbado mental. (…) Siempre hay que reportar estas circunstancias a las autoridades, una y otra vez». En ningún momento Trump se refirió al rifle homicida, adquirido legalmente a pesar de ser capaz de producir lesiones semejantes a una granada. Por conveniencia o hipocresía, una mayoría dentro de la clase política norteamericana sigue buscando explicaciones y soluciones para este problema, pero evita hablar de la más obvia: el control de armas. Como si no fuera suficiente insinuar que las víctimas pudieron hacer algo más para activar las alarmas en torno a Cruz, el Presidente de los Estados Unidos mintió: las autoridades locales estaban de sobra advertidas del historial del joven. Cuando le preguntaron por esta nueva matanza, el senador Chris Murphy dijo: «Permítanme resaltar que esto solo ocurre en los Estados Unidos. La epidemia de carnicerías masivas, el flagelo de tiroteo colegial tras tiroteo colegial, solo ocurren aquí. No es por coincidencia, no es por mala suerte, sino como consecuencia de nuestra inacción. Somos responsables por el abrumador nivel de atrocidad que ocurre ente país, sin paralelo en ningún otro lugar». Al comentar estas declaraciones, John Cassidy, periodista del New Yorker, escribió: «El concepto central de este excelente alegato es la responsabilidad. Incluso con la sangre de niños indefensos corriendo por los corredores de las escuelas, el gobierno de los Estados Unidos ha abdicado en su deber de proteger a sus ciudadanos. Y eso, aunque moleste repetirlo ad nauseam, es una desgracia nacional».