Para los partidos y dirigentes ubicados en los bordes de los grandes poderes en pugna se han abierto interesantes oportunidades de avanzar, que no están siendo realmente aprovechadas.,Para los partidos y dirigentes ubicados en los bordes de los grandes poderes en pugna se han abierto interesantes oportunidades de avanzar, que no están siendo realmente aprovechadas. Quizás sienten que como todo hoy se remite a la pugna Keiko-Kenji-PPK es preciso esperar que ese lío se resuelva. Tal vez cometen un error. Pocas agrupaciones que no están metidas en la gran disputa quieren tomar partido en ella, pues hay un cierto temor a ser devoradas. Es cierto que a las pocas que se han atrevido no les ha ido muy bien. El Frente Amplio vacador de PPK es el mejor ejemplo de eso, y su patinada sobre la cera de Fuerza Popular ha desanimado a muchos. La gran disputa sumada al caso Odebrecht acapara casi toda la cobertura política de los medios. No tener alguna vela en ese entierro equivale a condenarse al silencio. Aun así los partidos de segunda fila lo prefieren a quemarse en unas llamas que consideran, con toda razón, ajenas. Pero hay caminos distintos del monotema de los grandes poderes. Los aspirantes a las candidaturas de AP, Alianza para el Progreso, Apra, Nuevo Perú, Juntos, Partido Morado, PPC, y varias otras agrupaciones, más las nuevas que vengan, parecen sentir que enfrentan una doble percepción: entrar a la gran disputa quema y mantener un relativo silencio puede mejorar la imagen, acumular simpatías, evitar los ataques de alguno de los bandos. Pero quien logre articular un discurso atractivo y a la vez alternativo a la batahola monopólica de estos tiempos inevitablemente ganará terreno, y la publicidad que viene con eso. Podemos imaginar una unión de partidos medianos y sus dirigentes para lograr esto. Una puesta en foco de las próximas elecciones no sería un mal tema para comenzar. Quienes mejores oportunidades tienen para independizar sus criterios son las posiciones de todo el espectro que va del liberalismo hasta la izquierda radical. Pues no va a demorar tanto el momento en que el electorado entienda que los que se están peleando en las alturas están ubicados todos en un mismo espacio ideológico de derecha. Ese espacio nuevo, pero en verdad clásico, no será ganado tomando partido por uno de los dos bandos en pugna, ni manteniendo el mutis que hoy define a la segunda fila de la política peruana.