Estimado Mirko: Hace unos siete años me reencontré con un amigo de la infancia. Había vuelto al Perú como representante de una empresa europea. El producto que traía tenía un valor agregado importante y apuntaba a un sector prioritario para el Estado. A los meses me llamó. Le estaban pidiendo la “comisión” de 10%. No sabía qué hacer, pues la matriz le exigía resultados. Tenía dos opciones: o grabarlos y denunciarlos, o ceder. Después de evaluar ambas, concluimos en que si denunciaba corría el riesgo de que no pasara nada y de que se le cerraran las puertas definitivamente. No le he vuelto a preguntar por este tema, pero me queda claro que para sobrevivir no le ha quedado otra que ceder. ¿A qué vamos? La justicia debe castigar a los involucrados en el caso Lava Jato, pero no debemos perder de vista que lo que estamos conociendo es gracias a las investigaciones en Brasil y que es apenas una muestra de la extendida corrupción en nuestro país. No debe haber empresa privada con vínculos con el Estado que no haya tenido que entrar en el sistema. ¿Que no debieron? De acuerdo. Pero también es cierto que tal vez sea más fácil decirlo que hacerlo. Como fuese, la responsabilidad de las grandes empresas es mayor, pues tenían el poder para impulsar una agenda anticorrupción y la reforma del sistema de justicia. Pero prefirieron “amoldarse” creyendo que jamás les pasaría nada. ¿Cuántas de esas empresas han sido aportantes de campañas electorales? ¿Lo hicieron para “cobrárselo” más adelante? ¿Todos los políticos pensaban devolver el “favor” luego? Las sanciones que se vayan a dar no nos garantizan que el sistema no siga funcionando igual. Necesitamos mucho más. Lamentablemente, ni el Ejecutivo ni el Legislativo están asumiendo el liderazgo para impulsar una agenda de cambios. El gobierno sigue sin entender que se trata de uno de las principales preocupaciones de los peruanos en todo el país. Y los congresistas continúan priorizando sus intereses personales antes que una reforma electoral que permita minimizar el riesgo del financiamiento ilícito y la presencia de candidatos vinculados con actividades ilegales. Si desde la sociedad civil y los medios no impulsamos las reformas de los sistemas administrativos del Estado, la electoral y de la justicia, la rueda de la corrupción seguirá girando y carcomiendo las posibilidades de desarrollo de nuestro país. David