La posibilidad de que Pedro Pablo Kuczynski aparezca seriamente enredado en la madeja de Odebrecht crece con cada nueva delación desde el Brasil. Con ello avanza también la posibilidad de una ofensiva radical del fujimorismo contra la permanencia de PPK en la presidencia. Lo que era impensable hace un semestre ahora ya no lo es tanto. Para que esto empiece a suceder bastaría que las delaciones de Marcelo Odebrecht o Jorge Barata se vuelvan más puntiagudas y específicas. Con eso en la mano la bancada de Fuerza Popular podría poner en marcha una acusación constitucional, y salir a buscar los votos que le faltan para una mayoría calificada entre los demás partidos. Figuras de FP a todo nivel han negado que este escenario esté en sus planes. Pero a la vez otras figuras, generalmente de menor calado, han dejado deslizar la posibilidad. Tamaña desestabilización ha sido vista como contraproducente incluso para FP. Pero una profundización de la sospecha en torno de Odebrecht puede cambiar las cosas. Cuesta imaginar la secuela de una vacancia presidencial como un simple reemplazo. Es poco probable que una vez formada la mayoría vacadora esta acepte el ascenso al cargo de alguno de los vicepresidentes. Más probable es que el Congreso convoque a la elección de un nuevo presidente, donde podrían participar también partidos ubicados en la lista de donativos brasileños. Sin embargo esta tragedia para la democracia peruana podría tener un plan B, en el cual PPK pasa a ser vacable pero sobrevive como un rehén del fujimorismo, dedicado a la paulatina entrega de armas y bagajes a los rivales. Proceso que según algunos ya ha comenzado hace un tiempo, sin necesidad de las delaciones de Odebrecht. Hemos vivido en un clima parecido, cuando el tema era la vacancia de Alejandro Toledo con el argumento, que hoy nos parece inocente, de su bajísima aprobación en las encuestas. La única consecuencia de esto fue el paso de la presidencia del Congreso a manos de la oposición, algo que a su vez no tuvo consecuencias. Más allá de lo que uno piense sobre su gobierno, una baja de PPK tendría gravísimas consecuencias. La recuperación de esa democracia herida podría resultar mucho más complicada que un reemplazo o una nueva elección.