La negativa del Presidente de la República a aceptar la visita de la comisión Lava Jato, y que la llame circo, ha molestado mucho a Rosa Bartra, que la encabeza. La cosa le ha parecido más o menos una falta de respeto al Perú entero, y un gesto que podría lanzar un nuevo enfrentamiento entre Ejecutivo y Congreso. Así de fuerte el deseo de ser su huésped. La verdad es que a la comisión Lava Jato no le va muy bien. La demora en citar a Alan García y a Keiko Fujimori, aunque fuera por un afán de simetría, la muestra algo sesgada. Los frutos de la investigación no aparecen por ninguna parte, a pesar del nuevo plazo que se les ha concedido. Su actividad se ha vuelto invitar y tratar de ser invitados. Para empeorar las cosas han surgido entre algunos fiscales iniciativas de todo tipo, contactos internacionales, y acusaciones novedosas que vienen capturando los reflectores, los titulares y las declaraciones previsiblemente indignadas de los políticos. Interrogar a Pedro Pablo Kuczynski le hubiera permitido a la comisión recuperar algo del terreno perdido. Pero eso no va a suceder. Bartra lo ha llamado un ánimo de no colaborar, y aprovechado para deslizar insinuaciones sobre un PPK que podría estar más comprometido de lo que parece. Sea como fuere, el Presidente de la República no está obligado a recibir al grupo de parlamentarios, lanzados a lo que en inglés se llama una expedición a la pesca de lo que resulte. La espontaneidad con que Bartra ha lanzado la amenaza de un nuevo enfrentamiento es inquietante, pues habla de la fragilidad de la tregua en curso. No es el primer exabrupto que perfora el clima de tensa concordia que nos gobierna, pero sí el que más huele a bullying. Pues allí dentro viene una no tan velada amenaza de negarle la confianza al gabinete Aráoz este día 12. Eso, más algunas advertencias de Héctor Becerril y la furia de Keiko Fujimori frente a la fiscalía, sugieren que el nuevo gabinete no la tendrá fácil. No habrá censura, por obvias razones, pero probablemente sí sostenido maltrato. Y eso que Mercedes Aráoz ha hecho una gira por todas las bancadas. Será, como dice el Marqués de Sade, la consecuencia de toda buena acción.