Algunos voceros de Fuerza Popular dicen que su partido no le teme a una nueva elección parlamentaria. Un típico caso de desmesura. Pero a la luz de las cifras a continuación, quizás deberían pensarlo dos veces. En la encuesta GfK 65% de la población aprueba un cierre del Congreso de darse una segunda censura (71% en Lima). Se entiende que eso viene con una nueva elección, en la cual 73% dice que votaría por un partido diferente de los que hoy ocupan curules. Por último 22% dice que votaría por uno de los grupos actuales. Son opiniones fuertes, que conciernen a todos los que ejercen el poder central hoy en el Perú, e incluyen por igual a los disueltos y a los disolvedores. La encuesta no define a esos partidos diferentes y alternativos. Pero el naipe no es tan largo, y debemos pensar que están allí los que se quedaron afuera en el 2016. Las dos preguntas de GfK son más interesantes que las de un sondeo de circulación restringida hecho por Ipsos en agosto, donde simplemente se pedía elegir entre los grupos del Congreso. En esa gana FP, por amplio margen, algo que también sucede en esta encuesta de GfK. Pero Ipsos no tomó en cuenta una nueva situación. Incluso si juntamos los dos tipos de pregunta, GfK muestra que hay una resistencia a votar por lo conocido. En grupos actuales al lado de grupos nuevos, estos últimos suman 27% (un punto más que FP), a lo cual se puede añadir el 26% de blanco, viciado, NS/NP. Incluso en una pregunta tipo Ipsos, otros, blanco, viciado, NS/NP suman 42%. Algunas ideas sueltas e hipotéticas se desprenden de todo esto. No habría premio electoral para el partido PpK si cierra el Congreso. Hay posibilidades reales de que FP pierda su mayoría absoluta. Se daría un momento de oportunidades para los grupos que el JNE dejó fuera de la competencia presidencial en el 2016. Pero una idea nada hipotética es que tanto el Ejecutivo como el Congreso van a tener que pasarse casi cuatro años remando por igual frente a un amplio descontento de la población. Para entender esto bastan las cifras de aprobación del presidente (22%) y el Congreso (19%). La nueva elección sería contra ambos sectores.