El Presidente de la República no tenía nada dramático que comunicar. Solo cosas prácticas que son parte del día a día de un gobierno que cumple un año. Avances reales y anuncios previsibles, modestos momentos de sincera comunicación con la ciudadanía. Con las limitaciones del caso, el mejor Pedro Pablo Kuczynski. Por todo esto ha habido en el fondo pocas críticas, casi todas acerca de lo que el presidente omitió en su discurso. Algunos hubieran preferido el formato antiguo con la larga y detallada relación de logros. La alusión de Keiko Fujimori a las ausencias puede tener que ver con esto, o acaso fue un suspiro por el indulto a su padre. La noticia es que en su segundo año PPK piensa seguir gobernando como lo ha hecho hasta ahora, añadiendo iniciativas sectoriales de acuerdo a las necesidades presentes, evitando los grandes golpes de mano efectistas o rupturistas que algunos le reclaman, convencido de la primacía del Poder Ejecutivo. Las nuevas ministras son una expresión de todo eso. Tres funcionarias más o menos curtidas, sin significación política propia, de las que se espera sobre todo que manejen bien los expedientes. Solo a la de Energía y Minas le esperan grandes desafíos: impulsar los grandes proyectos, despejarle el camino a la inversión minera. En un gobierno como este, sin real partido, los planteamientos públicos del presidente no tienen muchas correas de transmisión para llevar los buenos deseos a la práctica. En el fondo se trata de propuestas desde las alturas al aparato del Estado, que es donde mucho se va a resolver, o no. De los dos problemas de fuerza mayor que PPK mencionó hay uno que está en sus manos mejorar, que es mitigar la catástrofe del norte. Pensamos que hay trabajo en marcha, pero a la vez un déficit de información al público, clave en lo político. El mensaje era el momento para exhibir cifras y cuadros a la población. En el otro problema, Odebrecht & Co, los efectos en la economía son efectivamente reales, pero la solución, si acaso esta es la palabra, está constitucionalmente fuera del alcance del Ejecutivo. Hizo bien PPK en quejarse, y no presentar soluciones, puesto que todas están en manos del Poder Judicial. Por todo esto ha habido en el fondo pocas críticas, casi todas acerca de lo que el presidente omitió en su discurso.