Durante más de 10 años Keiko Fujimori ha hecho política con la excarcelación de Alberto Fujimori como uno de sus argumentos. La idea natural fue el indulto una vez alcanzada la presidencia. Probablemente AFF empezó a cansarse de esperar el año décimo quinto cuando fue bloqueado el proyecto de ley para su paso a un arresto domiciliario. Eso fue en mayo pasado. Desde entonces Kenji Fujimori escaló su lucha por ir ganando aliados dentro de Fuerza Popular para ubicar a AFF en el centro de la política del partido. Para esto lanzó dos iniciativas: insistir en la libertad de AFF y reclamar la reestructuración de un FP concebido como feudo de unas pocas personas. La suspensión de Kenji Fujimori por 60 días no ha sido tanto una medida disciplinaria cuanto un intento de frenar una ofensiva de captura de las riendas del partido. Pero ha tenido el efecto de una pisada de palito. Entre quienes se opusieron y quienes se abstuvieron ha salido a la luz un segundo rostro alberto-kenjista de Fuerza Popular. Algunas cosas en juego: la representación del fujimorismo, es decir, ¿de quién son realmente esos votos?; la mayoría en el Congreso y la posibilidad de que se abra un tiempo de alianzas; una nueva candidatura Fujimori al 2021, o incluso dos; la posibilidad de rebeliones no-fujimoristas de grupos achorados tipo mototaxi, u otros nuevos. Por su parte AFF ha estrenado nueva imagen. Ya no el anciano preso y demasiado deprimido como para participar en los asuntos de FP. Es obvio que el fulminante éxito de su hijo Kenji como figura de los medios y las redes le ha levantado el ánimo, y en cierto modo lo ha metido de lleno en la pelea que comienza en las declaraciones. Para Keiko Fujimori el daño está hecho. Se ha hecho evidente que para ella liberar a AFF está en segundo plano. Su liderazgo ya está mellado, y eso va a reflejarse en la disciplina interna. La disidencia que tanto buscó evitar ahora ya está instalada en FP, con un liderazgo por lo menos tan legítimo como el de ella. ¿Se viene una división de FP? Probablemente no. Pero sí el final del poder parlamentario absoluto del keikismo, y un periodo de fuertes pugnas y negociaciones internas. ¿Se viene una división de FP? Probablemente no. Pero sí el final del poder parlamentario absoluto del keikismo, y un periodo de fuertes pugnas y negociaciones internas.