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Opinión

Farsa presidencial, por Indira Huilca

"Con este aire de revancha contra sus opositores sociales, Dina Boluarte dio su mensaje por 28 de Julio ante un Congreso semivacío y un gabinete cómplice".

larepublica.pe
Boluarte

“Ojalá que renuncie Dina Boluarte, a mí solo me han torturado pero a otros hermanos los han matado”, escuchamos decir a Joel Hivallanca (20) al ser detenido en enero del 2023, en un video difundido por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Joel pertenece a la comunidad campesina de Cuyo Grande en Pisac (Cusco), al igual que Richard Camala Ccoyo (22), Ferdinan Huacanqui Yucra (33) y Redy Huamán Camala (22), todos ellos sentenciados esta semana a penas entre 6 y 7 años por el delito de disturbios, solo por participar en las movilizaciones que siguieron a la caída de Pedro Castillo. Las contradicciones de los supuestos agraviados al narrar los hechos y durante el reconocimiento físico de los supuestos agresores, no fueron valorados por la Fiscalía ni por la jueza al tomar la decisión final.

Con este aire de revancha contra sus opositores sociales, Dina Boluarte dio su mensaje por 28 de Julio ante un Congreso semivacío y un gabinete cómplice. Cinco horas de cifras, siglas, promesas y datos sacados de reportes ministeriales sin ninguna orientación política, para presentar como logro un país de fantasía sin crisis económica ni inestabilidad política, sin crimen organizado adueñándose de los territorios. Un país en el que las encuestas sobre desaprobación no existen y donde no se pisotea la ley para restringir el derecho a la protesta contra líderes sociales opositores, en especial quechuas y aimaras.

Se trató de un mensaje en el que lo más importante no es lo que se dijo, sino lo que se calló: la sombra de corrupción que proyecta el hermanísimo Nicanor Boluarte, la repartija del Estado con Fuerza Popular y APP en los ministerios de Interior y Salud o la pobreza rampante reportada por el INEI. Y el silencio más sonoro: el que rodea a la vergonzosa posición de su gobierno en la Corte IDH, de defensa de la ley de impunidad para los acusados y sentenciados por delitos de lesa humanidad en los años 80 y 90.

Recitar por cinco horas que vivimos en el país de las maravillas algún efecto puede tener sobre un sector del empresariado o de la prensa concertada. Pero la movilización de diversos sectores los días 27, 28 y 29 de julio nos recuerda que la farsa de esta dictadura ejecutiva-parlamentaria no hay quién la crea.