Damos una selección reducida de todo lo que se ha escuchado decir a congresistas mochasueldos desde que comenzó a detectarse la práctica. Quizás una o dos frases pueden haber sido dichas en público, pero el resto es de uso particular: justificaciones, explicaciones, meditaciones, o simples tonterías interesadas. Todo es hipotético, por supuesto.
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-Estaba ganando demasiado, tenía que aportar.
-Igual va a seguir trabajando aquí.
-A mí no me pagan lo suficiente para la importancia de mi trabajo.
-En realidad, yo hago casi todo el trabajo.
-En la casa hago lo mismo y nadie dice nada.
-Apenas termine de pagar mi BMW, le devuelvo lo mochado.
-¿Qué hacen, realmente, los asistentes de congresista?
-Es plata que le doy al partido.
-Yo lo he contratado.
-Su ropa empezaba a verse mejor que la mía.
-Los paisanos de la provincia debemos ayudarnos.
-Igual al final me va a acusar de alguna cosa.
-Yo también necesito.
-Trabajando a mi lado aprende como si estuviera en la universidad.
-Yo le doy teléfono celular y lapicero.
-No hace nada todo el día.
-¿Qué iba a hacer con tanta plata.
-Permito que trabaje de forma remota, y quizás dobletea.
-Inflación y recesión, todo está más caro.
-Otros empleados en el Congreso ganan mucho menos.
-Le iba a devolver, pero ahora ya no.
-Esa plata es de mi gestión parlamentaria en primer lugar.
-Lo/la pesqué escribiendo poemas.
-Así hacen en los parlamentos de Europa y los EEUU.
-Mi abogado me ha dicho que sí se puede.
-Total, ¿es mi presupuesto o no?
-Si supieras que a mí me duele más que a ti.
-Me está pagando una deuda/me está prestando.
-En la bancada todos lo hacen.
-Mochar no es robar.
-Ni siquiera tiene doctorado.
-Son aportes voluntarios.
-Peor sería no ganar nada.
-(secreto) El presidente Soto me autorizó.
-No hay que darles gusto a los caviares.
-(secreto) Yo también pago un cupo.
-No tengo nada que decir, que hablen los votos.