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Opinión

República militar, por Eloy Jáuregui

El Perú era un país eminentemente indígena y serrano y las batallas decisivas de la independencia se libraron en la sierra, pero el relato patrio se concentra en el papel de la costa y de su clase poderosa y su Fuerzas Armadas.

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ELOY

Veo la parada militar. Ciertos peruanos llegan henchidos de patrioterismo. Y está bien. Supongo que la mayoría son aquellos atacados por el virus del emprendedurismo. Casi 12 horas de marcialidad y luego la deuda y la duda como los fastos del bicentenario. Un fracaso total. Y se dice que las Fiestas Patrias sirven en la construcción de una memoria histórica oficial sobre el proceso de formación de la nación.

Pero en el Perú no fue así. El 28 de julio fue la jura de la independencia de Lima y las castas coludidas con el poder español. Al interior fue otra cosa. Existen hitos más importantes que el chauvinismo del 28 de julio. A saber, la rebelión de Túpac Amaru II de 1780 (la sublevación india más grande de la historia de América), o los intentos separatistas del Cusco (1805), o el de Huánuco (1814), o la batalla definitiva en Ayacucho (1824), que resulta la verdadera independencia de nuestra patria grande.

Se enaltece a Lima en la independencia para fortificar su prerrogativa política militar, testamentaria de su poder en la estructura colonial, jamás por su papel protagónico en favor de la emancipación. Citaré a Jorge Basadre: “Cuando ya había sido proclamada la independencia de Lima, hombres ilustres o importantes (…) se resistieron a la idea de un Perú que no conviviera con los españoles y echaron al abismo una fuerza política y militar nacional que hubiese sido muy útil, tanto en la lucha final de la independencia, como después de ella”.

En aquel tiempo la independencia se produjo en varias ciudades de la sierra central antes que en Lima, que tampoco era el departamento más poblado del país. El Perú era un país eminentemente indígena y serrano y las batallas decisivas de la independencia se libraron en la sierra, pero el relato patrio se concentra en el papel de la costa y de su clase poderosa y su fuerzas armadas. No lo digo yo, lo dice la historia.

Y como afirma nuestro historiador Nelson Manrique: “La oligarquía peruana jugó un importante papel en la consolidación del mito de la forja de la nación como gesta militar (…) Y eso es mito. Así, las Fuerzas Armadas terminaron convertidas en “el perro guardián de la oligarquía”, como certeramente las definió Juan Velasco Alvarado. Si existe un bicentenario de la independencia es aquel de organizar la fiesta de Ayacucho como el fin del dominio colonial en América del Sur, el día 9 de diciembre del 2024.