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Opinión

La ola migratoria

El éxodo de personas que huyen de la pobreza o la violencia avanza incontenible.

larepublica.pe
Editorial

Todo hacía prever que una vez que en Estados Unidos dejara de tener vigencia el Título 42, se iba a producir un grave problema en la frontera de este país con México, donde ya se habían congregado miles de personas a la espera de que se levantaran las restricciones de la pandemia para poder solicitar asilo.

El Título 42 era parte de las disposiciones sanitarias de los EE.UU. para impedir el acceso a su territorio durante el brote del COVID-19. Declarado el fin de la emergencia por parte de la OMS, la norma también debía dejarse sin efecto.

La fecha del levantamiento de restricciones convocó a miles de migrantes que buscaban cruzar la frontera y provocó una enorme congestión en los puestos fronterizos, mayores restricciones y un aumento de tropas encargadas de control migratorio. México, por su parte, tomó también medidas para evitar que más personas crucen el país camino a la frontera con EE.UU. Entre ellas, que no se dará trámite migratorio a ningún transeúnte hasta nuevo aviso y que no admitirán más de 1.000 deportados por día porque no tiene capacidad para gestionar un mayor número en sus oficinas de control.

La política migratoria estadounidense también se ha modificado después del Título 42. Se han endurecido las medidas para impedir la migración ilegal y se han anunciado facilidades para acceder a la visa humanitaria y otras formas legales de ingresar a los Estados Unidos. Por lo pronto, la ola migratoria no tiene fin y en el 2022, los mexicanos que fueron detenidos en su intento de cruzar la frontera sumaron más de 800.000. En tanto, el paso ilegal de venezolanos, nicaragüenses y personas provenientes de otros países de Centro y Sudamérica también se ha multiplicado.

La ola migratoria por razones económicas se ha agravado con la situación derivada de la pandemia y con las dificultades propias de pobreza, exclusión y violencia que son ahora moneda corriente en el continente. Se requieren políticas nacionales que preserven la mano de obra necesaria para el desarrollo y eviten la fuga de talentos, que son fundamentales para la innovación y el cambio.

También se necesitan orientaciones internacionales que protejan a los migrantes de la violación de sus derechos humanos y de las acciones delictivas que se aprovechan de la necesidad y el desconocimiento.