Los treinta años del Día Mundial de la Libertad de Prensa que se cumplieron ayer son una buena oportunidad para identificar las amenazas al periodismo, las de siempre y la que ya se viene con furia: la inteligencia artificial.
Las de siempre son los ataques de los gobiernos autoritarios y de los que aspiran a serlo para impedir que el periodismo revele sus miserias, las cuales crecen con rapidez e intensidad en el contexto del deterioro de la democracia en el mundo.
Reporteros sin Fronteras publicó esta semana su informe anual que concluye que la situación actual de la libertad de expresión solo es ‘buena’ o ‘bastante buena’ en 52 de los 180 países revisados, el peor registro desde que se creó este indicador en 2002.
En la Rusia del dictadorzuelo Vladímir Putin, por ejemplo, se encarcela a opositores que lo incomodan como Alekséi Navalni o al corresponsal del Wall Street Journal Evan Gershkovich con acusaciones falsas de ser espía.
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El Perú no es excepción. En los últimos años se han erosionado las condiciones para el periodismo, especialmente por parte de ese torpe aprendiz de dictador que fue Pedro Castillo con su banda, con Aníbal Torres como lugarteniente, con la comparsa de los congresos que crean proyectos para cercenar la libertad de expresión —la última es la intención de imponer un 40% de contenidos ‘nacionales’ avalada por la ministra de cultura—, y de un poder judicial que acoge con entusiasmo cualquier atropello contra periodistas.
Pero si las amenazas de siempre son complejas, las que se vienen serán peores para la destrucción del periodismo como instrumento para nutrir a la sociedad con verdad relevante para los ciudadanos: los perniciosos fake news no serán nada frente al tremendo peligro de la inteligencia artificial.
El gran director de diarios Marty Baron, quien conoce el oficio como pocos, dice que la inteligencia artificial “es el mayor riesgo, lo más preocupante para nuestro oficio y para la sociedad, porque será más difícil detectar las falsedades, las imágenes falsas, el texto falso o, incluso, las voces falsas. Todo. Será muy difícil determinar lo que es verdad y lo que es mentira. Si me pregunta cuál es la respuesta, ¿qué deberíamos hacer? Bueno, todavía no lo sé”.