
Son pocos los días en que no sea una odisea ser mujer en el Perú. Últimamente, parece que no hay ninguno bueno. El feminicidio cometido por Sergio Tarache Parra en la plaza Dos de Mayo, el ataque contra una enfermera de EsSalud y una niña de 11 años en Ucayali, las denuncias de acoso en redes sociales y la persecución a trabajadoras sexuales son algunas de las confirmaciones de ello. Por supuesto, no son las únicas.
No hay excepción. Ni siquiera para mujeres de perfil público como la actriz Magaly Solier o la modelo Angie Jibaja, quienes fueron víctimas de invasiones absolutas a su privacidad y, a causa de ello, ahora su salud es un tema de debate nacional.
A la misoginia se le suma, además, el odio transfóbico. Hace un mes, Etza Wong, mujer trans conocida por su personaje ‘‘La Uchulú’’, denunció una situación de acoso sexual dentro del programa cómico en el que es parte, pero se retractó al poco tiempo en circunstancias bastante extrañas. Bastó esta acusación, que ya hasta resulta común en el ambiente artístico, para que en redes sociales se destile toda clase de ataques a la comediante por su identidad de género.
También dejó de ser relevante si los agresores son conocidos o no. Al punto que ya no importa si, por ejemplo, contamos con el nombre, apellido, foto y hasta modelo de auto de quien debe hacerte llegar segura a casa. Estamos en peligro de ser intimidadas, asaltadas y secuestradas igual; como le sucedió a la mujer que denunció públicamente a un conductor de inDrive. Por suerte logró escapar y buscar ayuda. Se sintió a salvo hasta que pidió auxilio a un serenazgo que, en lugar de atenderla, terminó acosándola.
Pero, no hay que exagerar, ¿no? Porque la violencia de género, aparentemente, no es más que un chiste; apenas un tema de conversación como la que tuvieron Jonathan Maicelo y el influencer Einer Alva, o Makanaky, en donde este último reconoció haber participado de una violación grupal contra una chica de 15 años durante su etapa escolar ante la indolencia del primero. Eso, que la violencia de género es una broma porque, ¿quién se la va a tomar en serio si dos referentes como ellos hablan de entre risas y ahondando en detalles morbosos?
Sin duda no el Ejecutivo, que condena la violencia de género al instante y de forma superficial, pero gasea a mujeres aimaras y a sus hijos por protestar pacíficamente. Tampoco Nancy Tolentino, ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, quien dijo que somos nosotras las que debemos ‘‘elegir bien’’ con quiénes estamos para evitar ser asesinadas. Mucho menos la viceministra de la Mujer, Silvia Loli, la misma que asegura que ‘‘una llamada no va a salvarte la vida’’, minimizando el gran poder de atención y prevención que tienen los canales de ayuda del Mimp como la Línea 100 y el Chat 100.
Ser mujer en el Perú significa estar acechada por la violencia, encarnada no solo en hombres agresores, sino en toda una estructura que la promueve y valida. Significa que tu vida no vale nada hasta que no estás muerta y dentro de una bolsa. A veces ni siquiera así.

CINEPLANET: 2 entradas 2D + 2 bebidas grandes + Pop corn gigante. Lunes a Domingo
PRECIO
S/ 47.90
ALMUERZO O CENA BUFFET + Postre + 1 Ice tea de Hierba luisa en sus 4 LOCALES
PRECIO
S/ 85.90
CINEMARK: Entrada 2D - opción a combo (Validación ONLINE o mostrando tu celular)
PRECIO
S/ 10.90
PERULANDIA: 1 Entrada +Vale de 30 soles + bosque encantado + piscinas + Perusaurus en Huachipa
PRECIO
S/ 49.90