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Opinión

¿Dónde está la Piura bonita?

“Necesitamos mano firme, pero también empatía, necesitamos autoridades en el llano, correctas y honradas”.

larepublica.pe
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La ciudad de Piura es un caos, un descontrol total, la anarquía se instaló para nunca más irse de este paraíso del desgobierno, donde la “Piura bonita” pasó de ser un esperanzador eslogan de campaña a una feroz utopía.

Piura se convirtió —gracias a sus autoridades— en una pequeña urbe irresponsable y desordenada, donde todo es posible: es posible que inescrupulosos “cuidadores de motos” parcelen calles para volverlas estacionamientos privados en pleno centro de la ciudad, cuadras enteras de motos lineales estacionadas en línea amarilla, sin que nadie haga algo al respecto. Es posible que buses formales de transporte público usen cualquier esquina como paradero informal, si es a mitad de cuadra o a mitad de la pista, da igual, la policía puede estar al frente, pero se han dejado vencer por la desidia de tratar de imponer orden en el caos más puro.

En la Piura bonita, que nunca pudo ser, es posible que, faltando pocos meses para dejar el cargo, los alcaldes distritales convoquen significativas obras, cerrando avenidas principales o calles de alto tránsito con la premura de terminar los mejoramientos civiles antes que acabe su mandato. No interesa si hacer estas obras generará más caos vehicular con urbanizaciones cerradas al 100% y comercios paralizados, lo que les importa es gestionar en 4 meses lo que no pudieron gestionar en 4 años.

En el desgobierno piurano, es probable que decenas de motos lineales puedan ofertar el servicio ilegal de transporte público o que mototaxistas irrumpan en una avenida principal en busca de pasajeros. Acá es irrelevante si tienen brevete o si manejan en medio de la pista o dan vuelta en U donde les pegue la gana, ellos son los reyes de las pistas y nadie puede refutarles absolutamente nada. ¿Respeto por el crucero peatonal? ¿Preferencia por el peatón? ¿Cumplimiento de las leyes de tránsito? En la selva de cemento, esas son boberías.

Piura se ha convertido en una ciudad cada vez más peligrosa, más desordenada y más imprudente. Necesitamos mano firme, pero también empatía, necesitamos autoridades en el llano, correctas y honradas, que no jueguen en pared con la corrupción. ¿Acaso es mucho pedir?