Cargando...
Opinión

Colombia en el túnel de la angustia

“Hay quienes dicen que el escenario es muy parecido al de nuestra última elección. Podría ser, aunque hay sustanciales diferencias”.

larepublica.pe
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández se medirán en la segunda vuelta de las Elecciones en Colombia. Foto: EFE

Por: Ramiro Escobar, profesor UARM.

Cuando escribo esta columna, en el país de Gabriel García Márquez las cosas se han puesto turbulentas, delirantes, alucinadas. Los escasos días que restan para la segunda vuelta presidencial, en las que se enfrentan Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, son dignos de un relato que alguien escribirá un día, acaso sin saber distinguir qué es lo real y qué es lo ruinoso.

En las últimas horas, han aparecido unos videos de la interna de la campaña de Petro, en los que se habla de demoler sobre todo a Alejandro Gaviria, un fallido candidato presidencial, y a Sergio Fajardo, postulante del Centro Esperanza que quedó cuarto en la primera vuelta. Es como si en la recta final se prendieran providenciales audios y videos para provocar un estallido.

De hecho, la revista Semana al informar sobre el tema titula “Estalló escándalo” y ha bautizado oportunamente al material como ‘Petrovideos’. En rigor, lo que se escucha en ellos no es nada nuevo; es lo tristemente habitual en cualquier campaña: cubileteos, planes, tácticas para atacar y desprestigiar al adversario. Es lo obsceno, lo que no se puede decir, al descubierto.

¿Volteará eso la votación? Difícil saberlo, porque más de una vez ha ocurrido, en varios países e incluso en el nuestro, que el candidato más atacado sobrevive a cualquier cargamontón. Petro es ahora es ese candidato, por lo menos para algunos medios importantes; es el que representa la amenaza mayor, aun cuando Hernández es un candidato impredecible, locuaz y a la vez procaz.

Las derechas se han plegado detrás de él, tragándose sapos sin clemencia, con el fin de evitar al candidato del Pacto Histórico, al que se asocia con el chavismo, las posiciones ultras, la revolución violenta incluso (fue miembro del grupo guerrillero M-19). Eso puede resultar comprensible políticamente. Lo que no se entiende es por qué las urgencias quedan de lado.

Colombia es uno de los países con más líderes ambientales, sobre todo indígenas, muertos en los últimos años. Es uno de los territorios más desiguales de América Latina y del mundo. Según Oxfam, una importante ong mundial, el 10% de la población más rica de Colombia recibe 11 veces más que el 10% más pobre del país. Algo realmente escandaloso e imposible de ocultar.

Petro tiene promesas para ese tema, entre las cuales figuran un impuesto a las grandes fortunas y una reforma agraria, medidas que enfrentarían lo anterior y que provocarían rechazo. Hernández, por su parte, ha propuesto declarar por 90 días un “estado de conmoción interior”, algo que no se sabe bien qué implicará en los hechos y para la propia vida de las personas.

Se plantea como algo contra la enorme inseguridad. Pero no queda claro si implicará suspensión de garantías constitucionales, militarizar el país y otras medidas similares, que podrían causar más tensión sobre este país, ya bastante golpeado por la violencia en los últimos años y actualmente. Hay un aire de uribismo en tal idea, a pesar de que el expresidente no aparezca.

El domingo 19 de junio sabremos cuál será el desenlace, que de todas maneras generará tensión, porque las últimas encuestas revelan que los porcentajes de votación de ambos lucen muy apretados (en ninguna, uno de los dos se dispara) y hasta puede haber denuncias de ‘fraude’. Todo, en fin, parece hecho para que ese día no termine la historia y más bien aumente el tumulto.

Hay quienes dicen que el escenario es muy parecido al de nuestra última elección. Podría ser, aunque hay sustanciales diferencias: el candidato nuevo, el inesperado, no es un profesor de provincia, sino un adulto mayor devoto de Tik Tok. Y sobre todo que Colombia, con todas sus heridas, ha sabido preservar su institucionalidad aun en medio de una brutal violencia.

.