En junio de 2022, un avión venezolano-iraní capturó la atención internacional al ser retenido en el aeropuerto de Ezeiza, Argentina. Este incidente no solo escaló las tensiones entre Venezuela, Irán y Estados Unidos, sino que también planteó interrogantes sobre las actividades y las intenciones detrás del vuelo de la aeronave. Tras un año y ocho meses de detención, las autoridades estadounidenses procedieron al decomiso del Boeing 747, propiedad de Emtrasur, una filial de Conviasa, con el argumento de profundas sospechas de que podría estar implicado en operaciones contrarias a la seguridad nacional de EE. UU. y sus aliados.
La trama se complica al considerar el trasfondo de la aeronave, anteriormente operada por Mahan Air de Irán, una compañía sancionada por Estados Unidos por presuntos vínculos con actividades de terrorismo. La presencia de tripulantes iraníes y venezolanos, junto con el opaco propósito del vuelo, sembró dudas sobre la carga y la misión del avión, llevando a una investigación exhaustiva por parte de las autoridades argentinas.
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El Gobierno de Estados Unidos ha manifestado su preocupación por el uso potencial del avión venezolano-iraní en actividades de inteligencia y espionaje. Sospecha que podría estar facilitando operaciones encubiertas en apoyo a organizaciones consideradas terroristas. La preocupación radica en la historia previa de la aeronave y sus operadores, específicamente Mahan Air, conocida por sus vínculos con la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, y ahora Emtrasur, bajo la lupa por su asociación con el Gobierno venezolano.
Emtrasur es filial de la estatal venezolana Conviasa. Estas empresas están sancionadas por el Departamento del Tesoro estadounidense. Foto: El Carabobeño
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Ante la decisión de EE. UU. de decomisar la aeronave, el Gobierno de Venezuela protestó vehementemente, calificando la acción como una violación de la soberanía y los derechos internacionales. Caracas alegó que el avión estaba realizando operaciones comerciales legítimas, transportando autopartes desde México hasta Argentina, y denunció lo ocurrido como parte de una campaña de hostigamiento y agresión económica contra Venezuela. Insitió además en la devolución inmediata del avión y su tripulación.
Pronunciamiento de la administración de Nicolás Maduro respecto al decomiso de la aeronave. Foto: Gobierno Bolivarianos de Venezuela
La retención del avión en Argentina se debió inicialmente a irregularidades en la documentación y sospechas sobre la identidad y los antecedentes de algunos miembros de la tripulación, particularmente del piloto Gholamreza Ghasemi, quien se vinculó con empresas sancionadas por Estados Unidos. La Justicia argentina, colaborando con investigaciones internacionales, mantuvo el avión en tierra mientras se desentrañaban las complejidades legales y las preocupaciones de seguridad que rodeaban al caso. Este proceso culminó con la entrega del avión a Estados Unidos, con lo cual se subrayó la cooperación judicial internacional en asuntos de seguridad global.
Gholamreza Ghasemi, piloto del avión venezolano-iraní que llegó a Argentina en 2022. Foto: Misión Verdad
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