Lucía Méndez intentó, en cuatro ocasiones distintas, ingresar a Estados Unidos para poder ver a su hija, Alma Hernández, antes de que un agresivo cáncer de mama le quitara la vida. Sin embargo, todos sus esfuerzos terminaron de la misma manera: en un permiso humanitario denegado.
“Lucía no pudo entrar a Estados Unidos para sentir a su hija, al menos respirar, decirle lo que le quisiera decir, darle un beso, tocarle las manos”, contó la periodista Wendy Selene Pérez, quien compartió la historia de esta familia en Twitter el último lunes 27 de junio.
“Estas son las fronteras. La muerte, la vida, la espera, la imposibilidad”, agregó.
Lucía hizo un último intento hace unos días, luego de que su hija, de 36 años, fuese internada en terapia intensiva.
“Desafortunadamente, en este estado, no tiene cura. Su cáncer de mama es muy agresivo y afecta a múltiples órganos”, advirtió el hospital en una carta emitida el 15 de junio. Con este parte médico y acompañada con otra de sus hijas, intento cruzar a Estados Unidos el viernes 17 y sábado 18 de junio, pero no la aceptaron.
Alma, entonces, murió el domingo 19 de junio.
Tras esto, a Lucía solo le quedaba la esperanza de poder ver a su hija por última vez en el funeral. Las autoridades mexicanas le aseguraron que estaban haciendo todo lo posible para que eso pueda ocurrir.
El sistema de visado humanitario deja que los agentes fronterizos decidan si corresponde o no dejar ingresar a una familia. “Han sido momentos donde todo era muy confuso. Nos decían que el consulado no intervenía. También nosotras teníamos mucho desconocimiento”, contó Adriana Hernández, hermana de Alma, en una entrevista con El País.
La fallecida vivió en Dallas durante casi dos décadas, con su esposo y sus cuatro hijos, hasta que en marzo de este año fue diagnosticada con un cáncer de mama en estado cuatro, metástasis en pulmones, hígado y cerebro. Las quimioterapias no funcionaron, y su estado empeoró progresivamente.
“Ahora Lucía seguirá peleando para ver a su hija muerta. ¿Algún servidor público ayudará?”, publicó Pérez en Twitter mientras continuaba con la historia. Felizmente, esta llegó hasta la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en Aguascalientes, y de allí al cónsul mexicano en la ciudad texana de Eagle Pass, Ismael Naveja Macías.
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El lunes 20 al mediodía, el cónsul reveló que los permisos se estaban tramitando y una hora después, que los habían obtenido.