Violencia. Este 23 de junio, el jefe de la milicia rusa llamada Wagner, Yevgueni Prigozhin (62), acusó sin pruebas al Kremlin de bombardear sus bases en la retaguardia del frente con Ucrania. Según su versión, mediante la indicación del ministro Serguéi Shoigu, la artillería causó "un gran número" de muertes. El Ejército de Vladímir Putin negó la atribución.
"Los mensajes y vídeos difundidos en las redes sociales por Y. Prigozhin sobre supuestos 'bombardeos del ministerio ruso de Defensa contra bases de retaguardia del grupo paramilitar Wagner' no se corresponden con la realidad y son una provocación", se lee en un comunicado del Ministerio de Defensa.
El presunto 'desorden' provocado por el Kremlin será respondido, de acuerdo a Prigozhin, con más de 25.000 efectivos milicianos y todos los demás voluntarios que deseen unirse a la causa. Consultado por la prensa, Yevgueni descartó la intención de un golpe de Estado. Lo definió mas bien como una "marcha por la justicia". Sus posteriores acciones lo contradicen.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) abrió una investigación en su contra por presunto "llamamiento al motín armado". De resultar culpable, el volcánico multimillonario pasaría largos años enrejado.
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Su primer ataque se habría logrado. El grupo armado Wagner asegura haber ingresado a la región de Rostov, vecina de Ucrania. Como reacción, el gobernador Vasili Golubev pidió a los civiles confinarse en sus casas por seguridad.
Consultada por la agencia AFP, la analista independiente rusa Tatiana Stanovaia recomendó paciencia. "Todavía hay que entender lo que está sucediendo", dijo.
Con información de AFP y EFE.