Egipto. Una matanza a tiros de seguidores de los Hermanos Musulmanes dejó 278 fallecidos, 43 de ellos policías, y supuso el desmantelamiento de los campamentos de protesta levantados contra el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi.,El Ejército aplasta a sangre y fuego la protesta de los islámicos,El Ejército aplasta a sangre y fuego la protesta de los islámicos, Yasmine Saleh y Tom Finn. Reuters El Cairo. Primero fue el gas lacrimógeno, los bulldozers y las bengalas. Luego, las balas y la sangre. Las fuerzas de seguridad de Egipto llegaron el miércoles después del amanecer para dispersar el campamento donde miles de islamistas realizaron una vigilia por seis semanas. Helicópteros sobrevolaban la zona. La policía lanzó gas lacrimógeno a la multitud. Bulldozers armados derribaron los improvisados muros construidos con sacos de arena y piedras apiladas. En el interior, miles de seguidores del derrocado presidente Mohamed Mursi se despertaban en pánico. La corresponsal de Reuters Yasmine Saleh llegó al campamento poco después de que comenzara el ataque y escuchó a residentes desesperados recitando versos coránicos y gritando "¡Dios nos ayude!". Policías con máscaras y uniformes oscuros salieron de camionetas con bastones en una mano y bombas de gas lacrimógeno en la otra. Destruyeron e incendiaron carpas. "Arrasaron con nuestros muros. Policía y soldados lanzaron gas lacrimógeno a niños. Nosotros somos pacíficos, sin armas, no disparamos ni un tiro, lanzamos piedras. Ellos siguieron disparando contra los manifestantes incluso cuando les rogamos que pararan", dijo Saleh Abdulaziz, de 39 años y profesor de escuela secundaria, mostrando una herida sangrante en su cabeza. DISPAROS DE LA POLICÍA Después de que comenzaron los disparos, heridos y muertos quedaron tirados en las calles, rodeados por charcos de sangre. Una zona del campamento usada como área de juego y exhibición de arte para los hijos de los manifestantes fue transformada en un improvisado hospital. Siete cuerpos estaban alineados en la calle, uno de ellos era de un adolescente con el cráneo aplastado. En otro lugar de El Cairo, el periodista de Reuters Abdul Moneim Haikal se encontraba en una multitud de seguidores de Mursi cuando comenzaron los disparos. La multitud se lanzó al suelo para cubrirse. Cuando Haikal alzó la vista, vio sangre brotando de la cabeza de un hombre que tenía al lado, muerto por un disparo. La policía disparaba desde vehículos blindados al otro lado de la calle. En el acceso oeste del campamento, el periodista de Reuters Tom Finn vio a soldados rechazando ambulancias enviadas para evacuar a los heridos . Una mujer vestida con un hiyab color rosa se paró frente a los soldados mostrando una identificación y les gritaba: "¡Soy doctora, soy doctora, déjenme pasar!". Había unos 50 seguidores de Mursi detrás de ella, principalmente hombres de mediana edad. Algunos lloraban y tenían sangre en brazos y rostros. Un hombre llamado Yusuf dijo que había visto a su hijo herido por televisión y estaba intentando entrar para encontrarlo. Llegaron tres ambulancias con las sirenas encendidas. Algunos hombres comenzaron a golpear la parte trasera de los vehículos y gritaban "¡Déjenlas pasar!". Los soldados las obligaron a dar la vuelta y lanzaron gases lacrimógenos. SANGRE EN LAS PAREDES Más tarde, en el sector este del campamento, Finn vio carpas incendiadas. El sonido de disparos de ametralladoras era constante; parecía provenir desde algunos balcones. Los seguidores de Mursi, en su mayor parte hombres de más de 30 años, cortaban ramas de árboles y las tiraban en una gran fogata para contrarrestar el efecto del gas lacrimógeno. Algunos apilaban piedras alrededor de charcos de sangre. Otros trataban de rearmar los muros que habían volteado los bulldozers. Los manifestantes rompían el pavimento y arrojaban piedras a la policía. Una mujer con un hiyab azul lloraba mientras repartía máscaras de gas. Los heridos eran trasladados fuera del campamento en camillas y en la parte trasera de motocicletas. Un hombre sangraba tanto que la sangre chorreaba de la camilla. Los heridos y los muertos eran trasladados a un hospital improvisado ubicado en un edificio contiguo a la mezquita. La sangre manchaba las paredes blancas. Los heridos eran llevados al piso de arriba. Los muertos eran transportados sobre alfombras al sótano. La mayoría de los muertos estaban apilados en una pequeña habitación, ordenados en línea y con la cabeza vendada. Algunos estaban apilados en estantes metálicos. Había un niño de 12 años con el pecho al descubierto, pantalones deportivos y una herida de bala en el cuello tirado en el pasillo. Jóvenes se retorcían del dolor recostados en colchones en los corredores. LA IRA DE DIOS Su madre se inclinaba sobre el cuerpo del adolescente, besando silenciosamente su pecho. Una de las enfermeras lloraba mientras intentaba en cuclillas limpiar la sangre con un rollo de pañuelos. El reportero de Reuters Finn contó 29 cuerpos, en su mayoría de hombres veinteañeros, con heridas de bala en la cabeza, cuello y pecho. Durante el día, la cifra de muertos dada por los Hermanos Musulmanes fue de decenas e incluso cientos de víctimas, mientras que las autoridades brindaban números más bajos. Entre los fallecidos figuraron periodistas, incluidos un reportero egipcio y un camarógrafo británico. El fotógrafo de Reuters, Asmaa Waguih, recibió un balazo en un pie y fue llevado a un hospital. Majdi Isam, un joven partidario de los Hermanos, con su cabello apelmazado con sangre, dijo que era tiempo de una guerra santa. "¿Es nuestra sangre así de barata? Estamos luchando una yihad ahora. Dios se vengará de estos carniceros. Las calles están llenas de sangre", dijo. Para las últimas horas de la tarde, el campamento donde los partidarios de Mursi mantuvieron su vigilia por seis semanas estaba vacío. Un hombre permanecía de pie en medio de los restos del campamento recitando el principio central del Islam: "No hay otro Dios más que Alá". Lloró, y luego se quedó en silencio. CRONOLOGÍA 25 de enero del 2011 Manifestaciones en todo el país contra el gobierno de 30 años del presidente Hosni Mubarak. Mueren centenares de manifestantes. 11 de febrero del 2011 Dimite Hosni Mubarak y ocupan el poder los militares. El ejército disuelve el parlamento y suspende la Constitución, dos de las demandas clave de los manifestantes. 30 de junio del 2011 Mohamed Morsi, candidato de la Hermandad Musulmana toma posesión como presidente, luego de elecciones generales en que los islamistas copan el legislativo. 3 de julio del 2013 El jefe de los militares egipcios anuncia que Morsi ha sido depuesto y es reemplazado por el presidente de la Corte Suprema hasta las nuevas elecciones. 14 de agosto del 2013 Los partidarios de Morsi se enfrentaron a la policía. La ira islamista por la represión se extiende por todo el país. La presidencia declara el estado de emergencia por un mes. 33 Periodistas han perdido la vida en lo que va del año en diversos escenarios de violencia política. DOS PERIODISTAS FIGURAN ENTRE LOS FALLECIDOS Un camarógrafo de televisión británico de 61 años también entre las víctimas de la violencia desatada en El Cairo. Mick Deane, casado y con dos hijos, trabajaba para Sky News desde hace 15 años. Anteriormente había desempeñado su labor en Washington y Jerusalén. También falleció la periodista egipcia Habiba Ahmed Abd Elaziz, de 26 años, empleada de Gulf News. El Gobierno egipcio decretó el estado de emergencia y el toque de queda, en un intento de impedir que el caos se extienda por el país, escenario de violentos disturbios que han dejado al menos un centenar y medio de muertos. La crisis que vive Egipto ha abierto una crisis política en el seno del Gobierno interino. Cumpliendo con su palabra, el vicepresidente para Asuntos Exteriores, Mohamed el Baradei, presentó su dimisión afirmando que: “No puedo soportar la responsabilidad de tomar decisiones con las que no estoy de acuerdo”.