La caída. Ratko Mladic cayó luego de permanecer fugitivo quince años. En 1992, cuando Fujimori armaba su golpe de Estado, en la ex Yugoslavia un oscuro general daba la orden para el genocidio de miles de personas. Alberto Galeano. Telam. Así como Estados Unidos celebró la muerte de Osama Bin Laden, Europa se puso de pie esta semana para aplaudir la detención del ex general serbio Ratko Mladic, quien tenía el sueño de crear una serbia étnicamente pura. Mladic, sin embargo, es considerado un “héroe” por algunos vecinos de Lazarevo, la ciudad cercana a Belgrado donde vivía hasta su detención el pasado jueves. El ex general, de 69 años, uno de los militares más poderosos de la historia moderna europea, está acusado de llevar adelante una campaña de limpieza étnica que provocó ejecuciones, violaciones, torturas y el encierro de miles de mujeres musulmanas. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) cree que Mladic cumplió un rol importante en la guerra de Bosnia, para llevar a la práctica las ideas del líder político Radovan Karadzic, luego de que se creara la República de Bosnia y Herzegovina, en marzo de 1992. Ambos territorios formaban parte de la ex Yugoslavia, de Josip Broz Tito, hasta su disolución en 1990. Mladic es, además, considerado el responsable de la ejecución de 8.000 musulmanes en Srebrenica, el 11 de julio de 1995, durante la más grande matanza que se tenga conocimiento desde la Segunda Guerra Mundial. Durante cinco días los hombres conducidos por Mladic bombardearon dicha ciudad, que estaba custodiada por los cascos azules holandeses, muchos de los cuales fueron capturados como rehenes. Luego de ocupar dicho territorio, se presume que el ex general serbio separó a los niños y a los hombres que él consideraba sospechosos de crímenes de guerra y, dos días más tarde, los hizo cavar sus tumbas y los mató, según videos que fueron negados por Belgrado tras ser difundidos ante el TPIY. Millonaria recompensa Mladic permaneció 15 años prófugo, durante los cuales se dio el lujo de asistir a una boda en el 2002 y vivir en Belgrado, la capital del país, donde presenció un partido de fútbol. Protegido por Slobodan Milosevic, vivió en Serbia hasta el 2001 pero, al caer en desgracia el ex presidente y fallecer en el 2006, se refugió en Montenegro. La detención del líder político serbio-bosnio Karadzic en el 2008 reactivó su búsqueda, después de que el gobierno ofreciera una recompensa de diez millones de euros para quien diera pistas sobre su paradero. En un memo enviado a Karadzic y (el político Momcilo) Krajisnik, antes del asalto final a Srebrenica, Mladic señaló: “La gente no es como las pequeñas piedras o las llaves en el bolsillo de alguien que se pueden mover de un lugar a otro”, según el diario británico The Independent. “Por lo tanto, nosotros no podemos disponer que solo los serbios permanezcan en una parte del país mientras removemos a la otra parte dolorosamente. Yo no sé cómo Krajisnik y Karadzic explicarán esto al mundo. Esto es genocidio”, dice la nota. La clave ”ángel vengador”. Para el analista Peter Popham, Mladic era “el carnicero de Bosnia que se veía a sí mismo como un ángel vengador” de la derrota que sufrieron los serbios durante el Imperio Otomano. Su detención es un paso positivo para terminar con la impunidad de genocidios cometidos en otras partes del mundo. Su escondite no era tan secreto Una exhaustiva supervisión de los movimientos y las comunicaciones de los familiares de Ratko Mladic dio las pistas a la policía definitivas para detenerlo en una remota aldea al norte de Serbia, aseguró ayer la prensa local. El semanario bosnio Slobodna Bosnia adelantó hace ya más de un año que el ex general serbio Ratko Mladic, acusado de crímenes de guerra y del genocidio de Srebrenica, vivía “en una granja cerca de Zrenjanin”, justo en la zona al norte de Belgrado donde fue detenido por la policía serbia. Según el reportaje, publicado el 15 de abril del 2010 y que cita fuentes de los servicios de inteligencia serbios, Mladic solía “curar” su depresión con trabajos físicos en una granja, donde se dedicaba a la cría de abejas. La provincia serbia de Vojvodina, habitada por una importante minoría húngara, es un santuario para muchos criminales de guerra serbios.