En la densidad de la selva de Sudamérica y en medio de las amenazas del narco, la posesión ilegítima de tierras, la explotación de recursos naturales, deforestación y demás, habitan las últimas y las mayores tribus aisladas y no contactadas del planeta. Algunos usan aún arco y flecha o son cazadores-recolectores, hay también nómadas, pero hay, sobre todo, incomprensión por la vida y sobrevivencia de estos grupos.
Según estimaciones de Survival International, existen entre 100 y 120 tribus no contactadas o aisladas. La mayoría de estas tribus habitan en las regiones más remotas de la Amazonía, principalmente en los países de Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia y Paraguay.
“Los pueblos indígenas no contactados rechazan todo tipo de contacto con foráneos. No son atrasados ni reliquias primitivas de un pasado remoto, sino que son nuestros contemporáneos y representan una parte esencial de la diversidad humana. Donde sus derechos se respetan, continúan prosperando. Pero su supervivencia peligra por la violencia, las enfermedades y el racismo”, explica la fuente citada.
Brasil es el país con el mayor número de tribus no contactadas, con una estimación de alrededor de 80 grupos. Foto: Survival International
Brasil es el país con el mayor número de tribus no contactadas, con una estimación de alrededor de 80 grupos. La mayoría de estos pueblos viven en áreas protegidas de la selva amazónica, especialmente en el Valle del Javari y en los estados de Amazonas, Acre, Rondônia y Mato Grosso. En Perú estima que existen entre 12 y 15 tribus no contactadas, principalmente en la región de Madre de Dios y la cuenca del río Ucayali, en la Amazonía.
Los awás, pueblo indígena de la selva, poseen un profundo conocimiento de su entorno natural. Cada rincón, cada curso de agua y cada camino se encuentran grabados en su memoria. Foto: Survival International
En Ecuador existen al menos dos grupos no contactados, según estimaciones, los Tagaeri y los Taromenane, que habitan en el Parque Nacional Yasuní, una de las zonas más biodiversas del planeta. Asimismo, en Bolivia —aunque el número exacto es incierto—, hay algunos pueblos aislados en la región del Gran Chaco y en áreas más remotas de la Amazonía boliviana.
Por otro lado, en Paraguay se conoce la existencia de los Ayoreo-Totobiegosode, una tribu no contactada que vive en el Gran Chaco, uno de los ecosistemas más frágiles del mundo. Algunas de las más conocidas son:
Esta tribu vive en la región de Madre de Dios, en la Amazonía peruana. Son semi-nómadas y cazadores-recolectores. Aunque se sabe de su existencia desde hace tiempo, han evitado el contacto prolongado con la sociedad moderna. Su territorio está protegido por leyes del gobierno peruano que prohíben el contacto con ellos.
Los Korubo son conocidos como "el pueblo del garrote" debido a sus armas tradicionales. Viven en el valle del Javari, en la Amazonía brasileña, cerca de la frontera con Perú. Aunque algunos miembros de la tribu han hecho contacto con la sociedad brasileña, una parte de los Korubo permanece completamente aislada.
Los Mashco-Piro son semi-nómadas y cazadores-recolectores, habitan en Madre de Dios. Foto: Survival International
Residen en el estado de Pará, en el norte de Brasil. Los Zo’é fueron contactados oficialmente en los años 80, pero parte de su población continúa aislada. Son conocidos por sus adornos faciales, como largos palos de madera que atraviesan sus labios.
Los Ayoreo-Totobiegosode son una tribu que vive en el Gran Chaco, entre Paraguay y Bolivia. Parte de la población ha sido contactada, pero un grupo permanece aislado en los densos bosques de la región. Han sido desplazados en varias ocasiones debido a la deforestación.
Sudamerica es una de las zona con mayor diversidad del planeta. Foto: Survival International
Residen en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, junto a los Tagaeri, otro grupo no contactado. Los Taromenane son cazadores-recolectores y son protegidos por el Estado ecuatoriano mediante leyes que prohíben cualquier tipo de contacto forzado con ellos.
Los Kawahiva viven en el estado de Mato Grosso, Brasil. Son extremadamente nómadas y huyen de cualquier contacto con personas externas. Son una de las tribus más amenazadas debido a la deforestación y la invasión de sus tierras.
Inuteia, la mujer retratada en la imagen, pertenece al pueblo indígena Akuntsu. Los Akuntsus habitan en una reducida área de la selva de Rondônia y constituyen un pueblo indígena de contacto reciente, pues fueron contactados por la FUNAI en 1995. Foto: Survival International
Aunque muchos Yanomami ya han sido contactados, algunos grupos permanecen completamente aislados en el vasto territorio que abarca partes de Brasil y Venezuela. Estos grupos son cazadores-recolectores y son protegidos por las reservas indígenas creadas para su protección.