El país de América Latina con mayor consumo de bebidas energéticas de la región: supera a México y Brasil
Una encuesta reciente de Statista mostró que el 30% de los encuestados en un país de Latinoamérica indicaron que consumen regularmente bebidas energéticas que prometen mejorar el rendimiento.
El consumo de bebidas energéticas ha crecido en América Latina, impulsado en gran medida por campañas de marketing dirigidas a los jóvenes. Marcas como Red Bull y Monster dominan el mercado, promocionando bebidas que prometen mejorar el rendimiento físico y mental. Sin embargo, esta creciente tendencia ha suscitado preocupaciones sobre los posibles efectos adversos para la salud.
Recientes datos de Statista Consumer Insights revelan un alto consumo de bebidas energizantes en varios países de la región, donde estas bebidas se han convertido en parte de la rutina diaria de muchas personas. A pesar de los beneficios inmediatos que se perciben, los expertos alertan sobre los posibles efectos negativos del consumo excesivo, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos.
Además de cafeína y azúcar, muchas bebidas energizantes contienen otros ingredientes menos conocidos como taurina, guaraná, ginseng y L-carnitina. Foto: El Confidecial
El país de América Latina que más bebidas energéticas consume
Perú se destaca como el país de América Latina donde más se consumen estos productos, con un 30% de su población encuestada por Statista quienes afirman que las beben regularmente.
Brasil le sigue de cerca, con un 29% de consumidores regulares, mientras que Chile ocupa el tercer lugar con un 27%. En estos países, las bebidas energizantes se han convertido en una opción común para jóvenes que buscan mejorar su rendimiento académico o físico, o simplemente mantenerse despiertos durante largas jornadas de trabajo o estudio.
El consumo de bebidas energéticas sigue en aumento en América Latina, con Perú a la cabeza. Foto: Statista
¿Por qué cada vez más jóvenes optan por bebidas energizantes en México y Brasil?
En países como México y Brasil, el consumo de bebidas energéticas entre los jóvenes ha aumentado significativamente en los últimos años. Según Statista, el 25% de los mexicanos consume estas bebidas regularmente. En muchos casos, los jóvenes recurren a ellas no solo por la energía que proporcionan, sino también por su integración en la vida social, especialmente en fiestas y eventos nocturnos.
Una tendencia preocupante en México es el aumento de las "bebidas preparadas", como los populares "azulitos", que combinan energizantes con alcohol. En Brasil, la popularidad de estos productos entre los adolescentes se ha relacionado con la influencia de las redes sociales y la publicidad dirigida, que presentan estas bebidas como parte de un estilo de vida activo y moderno.
Debido a los riesgos potenciales asociados con las bebidas energizantes, varios países, incluidos Noruega, Dinamarca y Uruguay, han restringido o prohibido su venta. Foto: iStock
¿Son peligrosas las bebidas energéticas?
Aunque las bebidas energéticas son percibidas como una solución rápida para combatir el cansancio, su consumo excesivo plantea serios riesgos para la salud. Según estudios realizados por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), estos productos contienen altos niveles de cafeína y azúcar, dos componentes que, en grandes cantidades, pueden tener efectos adversos en el organismo, especialmente en los jóvenes.
Cada lata de 500 mililitros puede contener hasta 160 miligramos de cafeína, lo que supera las recomendaciones de ingesta diaria segura para un adolescente promedio. Además, la cantidad de azúcar en una sola bebida puede llegar a 60 gramos, el equivalente a 12 cucharaditas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.
Estos problemas de salud se agravan cuando las bebidas energéticas se combinan con alcohol, una práctica común entre los jóvenes. Al enmascarar los efectos del alcohol, como el cansancio y el sueño, el riesgo de intoxicación etílica aumenta considerablemente. A pesar de estos peligros, la regulación sobre estos productos sigue siendo limitada en muchos países de América Latina.
