La ambición de los conquistadores españoles por el oro de Sudamérica los llevó no solo a apropiarse de grandes tesoros y aniquilar pueblos, sino a creer en una de las leyendas más conocidas del mundo, la ciudad perdida de El Dorado. De esta manera, varios grupos de hombres fueron enviados al Nuevo Mundo con el fin de traer aquel metal precioso que, en realidad, no se trataba de un lugar sino de una persona.
Algunos historiadores apuntan que el inicio de la leyenda de El Dorado se explica en el libro ‘Conquista y descubrimiento del nuevo reino de Granada’, escrito en 1636 por el cronista Juan Rodríguez Freyle. En este, se relata que los muiscas, quienes se ubicaban en lo que ahora son las regiones de Cundinamarca y Boyacá, en Colombia, realizaban un ritual para coronar a su nuevo líder, proceso que involucraba oro.
Personificación sobre cómo se realizaba el ritual que hizo conocida la leyenda de El Dorado. Foto: La Patria
Tras pasar por un proceso de iniciación, el flamante jefe de la comunidad, quien solía ser el sobrino del líder anterior, era cubierto por polvo de oro para ofrendar a los dioses objetos dorados y piedras preciosas como esmeraldas, que posteriormente lanzaba a la laguna de Guatavita.
Al enterarse del uso que le daban al oro, los españoles encomendaron múltiples búsquedas de estos objetos. Personajes como Lázaro Fonte, Hernán Pérez de Quesada o Antonio de Sepúlveda intentaron drenar el lago Guatavita durante meses, sin obtener éxito alguno. Dichas prácticas fueron detenidas en 1965, cuando el Gobierno colombiano declaró el lago como área protegida.
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Puesto que los muiscas provenían de lo que ahora son Cundinamarca y Boyacá en Colombia, su origen se atribuye a dicho país. En este sentido, su capital, Bogotá, cuenta con un museo del Oro, donde los visitantes pueden ver una representación de la ceremonia de 'El Dorado' en una pequeña pieza de oro precolombina.
Así como en Colombia, se asegura que en Perú también existió El Dorado, una ciudad que los incas usaron para ocultar sus tesoros luego de la llegada de los españoles. Entre estos valiosos objetos que protegieron se habría encontrado la cadena de Huáscar, un disco de oro del dios Sol, así como las estatuas de oro de 14 incas en tamaño real.
Sin embargo, según contó el padre Juan Carlos Polentini, expárroco de la provincia de Lares, en Cusco, y quien aseguró que halló la ciudad perdida, esta fue saqueada entre 1993 y 1999. Asimismo, acusó al gobierno de entonces Alberto Fujimori de estar detrás de estas acciones.