Quito. EFE y AFP
El correísmo, que irá al balotaje presidencial con la candidata Luisa González, alcanzará al menos 50 de los 137 escaños en la unicameral Asamblea Nacional, lo que lo ubica como la fuerza con más curules.
Pierina Correa, hermana del exmandatario y exdiputada, estimó que el correísmo podría tener hasta 57 diputados, superando los 49 que tuvo en la Asamblea disuelta en mayo por el presidente derechista Guillermo Lasso para poner fin a una “grave crisis política”.
El Legislativo ecuatoriano se conforma por 15 asambleístas nacionales, 116 provinciales y 6 por los emigrantes. Se necesitan 70 votos para asegurar la mayoría.
La segunda fuerza parlamentaria será la del partido de centro Construye, que auspició la candidatura presidencial de Fernando Villavicencio, asesinado a tiros el 9 de agosto al salir de un mitin en Quito.
Su reemplazo en la candidatura fue el periodista Christian Zurita, quien logró el tercer lugar en la votación (16%), detrás de González (ganadora con 34%) y del derechista Daniel Noboa (23%), de acuerdo con el escrutinio preliminar. Construye lograría unos 30 legisladores, seguido del derechista Partido Social Cristiano y la alianza ADN, que apoya a Noboa, ambos con 14.
Pachakutik, brazo político de los indígenas y que en 2021 fue el segundo bloque con 27 legisladores, alcanzaría cinco escaños, al igual que la alianza de derecha Actuemos.
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La alianza Claro Que Se Puede, que acompañó al excandidato presidencial indígena Yaku Pérez (sexto entre ocho aspirantes a la presidencia) obtendría tres puestos.
Los asambleístas electos trabajarán hasta 2025 para completar el periodo que quedó inconcluso luego de que Lasso disolviera el Legislativo para dar paso a los comicios generales anticipados.
Ecuador se prepara para reeditar la disputa electoral que vivió en 2006, cuando la familia Noboa se enfrentó al correísmo en las urnas. Ahora son Luisa González, en lugar de Rafael Correa, y Daniel Noboa, en vez de su padre, Álvaro. Ambos pugnan por ganarse el favor del electorado en la segunda vuelta presidencial del próximo 15 de octubre.
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González y Noboa superaron a otros seis candidatos el pasado domingo en la carrera por suceder al conservador Guillermo Lasso en la jefatura del Estado hasta el 24 de mayo de 2025, cuando debía terminar su mandato, si no hubiese disuelto el Parlamento e invocado la ‘muerte cruzada’, forzando así estas elecciones extraordinarias.
Pero el correísmo y los Noboa se medirán en un nuevo escenario: el de un país completamente diferente al de 2006, en el que el temor por la inseguridad y el desempleo no tenían los preocupantes niveles actuales.
Los protagonistas de la disputa también son diferentes: González, de 45 años y la primera mujer en disputar un balotaje, se ampara en la experiencia y fortaleza de Rafael Correa (2007-2017), mientras que Daniel Noboa, de 35 años, ofrece una imagen fresca y alejada del populismo que envolvía a su millonario padre.
En 2006 ocurrió lo mismo con la llegada de Rafael Correa, un outsider que venció a partir de allí en las elecciones durante su década de mandato, en la que se denunciaron diversos actos de corrupción vinculados con las empresas de construcción brasileñas.
Luisa González mantiene un discurso de perspectiva de futuro, pero anclado al pasado con la recurrente mención a lo que ya se hizo en la década del correísmo en el poder. De hablar fuerte y confrontativo, González sigue la línea del discurso de Correa, mientras que un pausado y sereno Daniel Noboa dista del exaltado hablar que tenía su padre.
Noboa se presenta como una figura fresca, pero ha comenzado a apelar a campañas pasadas de su padre.