Tras un violento motín suscitado este martes 20 de junio en la cárcel de mujeres de Honduras, conocido como Centro Femenino de Adaptación Social (Cefas), al menos 7 resultaron heridas y otras 41 reclusas han perdido la vida, en su mayoría, al quedar calcinadas. Así lo confirmó el portavoz del Ministerio Público, Yuri Mora, quien advirtió que se debió a la gravedad del caso, el número de víctimas podría aumentar con el paso de las horas.
En este sentido, la viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, ordenó una “intervención inmediata” en la cárcel tras declarar una emergencia por la riña y aseguró que las autoridades no van a “a tolerar actos vandálicos ni tampoco irregularidades”. De acuerdo a ella, la trifulca es “producto de las acciones del crimen organizado” en respuesta a la intervención anunciada por las autoridades en las cárceles de Ilama, en Santa Bárbara, en el occidente del país, y de La Ceiba, en el Caribe.
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Villanueva, quien fue elegida por la presidente hondureña Xiomara Castro para liderar una intervención en las prisiones de su país, agregó que en Cefas se ha “reactivado el vandalismo y mujeres, con armas y pasamontañas, generaron quemas”, por lo que resaltó el trabajo del Cuerpo de Bomberos de Honduras, quienes ayudaron a controlar el siniestro.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Familiares de Privados de Libertad, Delma Ordóñez, declaró a periodistas que la reyerta y el incendio en el Cefas ocurrieron supuestamente después de que las autoridades notificaron nuevas reglas al interior de la cárcel.
Durante los últimos meses se han reportado varios motines en Honduras. Foto: AFP
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Como se recuerda, el Gobierno de Castro anunció el 18 de abril un conjunto de medidas para poner orden en las cárceles del país que implican el bloqueo de llamadas de celulares, un desarme real de los presos y la clasificación de los reos por peligrosidad.
Como respuesta a ello, desde abril, una decena de tiroteos o enfrentamientos se han registrado en las cárceles de Honduras, donde impera la sobrepoblación y el hacinamiento, la falta de instalaciones físicas adecuadas y seguras para el alojamiento de los reclusos, y las condiciones de higiene y salubridad son deplorables.
Con información de EFE.