Fue su último viaje. Bella Fidler, una australiana de 23 años, llegaba a su casa luego de pasar vacaciones en Indonesia, donde celebraba su titulación como abogada y contrajo síntomas similares a la gripe, pero no imaginaba que sería cuestión de horas para que las cosas se agraven y pierda la vida. Esta chocante historia tuvo lugar en diciembre pasado. Ni bien arribó a su casa, le avisó a sus padres que no se sentía bien, por lo que la llevaron a un hospital para que se le haga una prueba de descarte de COVID-19.
Los médicos le hicieron los exámenes, ya que ellos no podían creer que Fidler tenga una simple gripe. Por lo tanto, confirmaron que lo que ella padecía era una meningitis bacteriana mortal. "En cuestión de horas, nuestras vidas fueron destrozadas por la devastadora noticia de que Bella había sufrido un daño cerebral extenso y no se esperaba que sobreviviera", le dijeron sus padres al medio Daily Mail.
Lo extraño para los padres de la joven difunta es que ella estaba vacunada contra el meningococo, con lo que resultaba complicado creer esta noticia. Además, se preguntaban dónde pudo contagiarse de esta enfermedad. "Más tarde, descubrimos que el calendario del Programa Nacional de Inmunización no incluye la mortal cepa meningocócica B, aunque hay una vacuna disponible para la cepa B —si la conocen y pueden pagarla—. Su muerte se pudo haber evitado", lamentaron.
Actualmente, realizan una campaña para las vacunas contra la cepa B. Cuestan 200 dólares por dos dosis, están incluidas en la campaña de inmunización financiada por el Estado y se aplica a estudiantes de educación secundaria.
"Como es el caso de muchas otras personas que contraen meningococo, cuando se hace un diagnóstico, es demasiado tarde para evitar daños neurológicos graves, pérdida de extremidades o la muerte. La única prevención eficaz para estos trágicos resultados es la vacunación", señalaron. El meningococo cepa B es ahora la más prevalente en Australia.
Es una bacteria que se transmite por contacto cercano y prolongado, ya sean besos, estornudos o compartir bebidas o alimentos. Causa infecciones poco frecuentes, pero muy graves como meningitis y sepsis, que es una infección de la sangre. Según el centro dedicado a esta enfermedad en el país oceánico, en casos mínimos esta bacteria se propaga al torrente sanguíneo y en un 10% puede ser mortal.
De acuerdo a la Asociación Española de Pediatría, el meningococo habita en la nariz y garganta de jóvenes sanos sin producir daño. La infección puede tratarse con antibióticos, pero a veces eso no es necesario y, por ello, mejor es vacunarse para prevenirlo.