Este viernes, el Comité Noruego anunció a los ganadores del Premio Nobel de la Paz 2022. En esta ocasión, fueron reconocidos con este honor el activista bielorruso Ales Bialiatski, así como las organizaciones civiles Memorial, de Rusia, y Center for Civil Liberties, de Ucrania.
Para esta decisión se tomó en consideración el esfuerzo de Bialiatski como parte de la lucha por los derechos fundamentales de la sociedad civil, además de la documentación de la guerra y los crímenes contra la humanidad que realizó, esto enmarcado en el conflicto bélico que sostienen actualmente Rusia y Ucrania y la crisis de la democracia en el este de Europa.
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Ales Bialiatski es un activista pro derechos humanos de 60 años. Nacido en Rusia de padres bielorrusos, el director de la ONG Viasna tiene una larga trayectoria en la defensa de las libertades civiles.
Desde los inicios de la década de 1980, en tiempos de la Unión Soviética, Bialiatski ha estado comprometido con diversas causas sociales. Primero con la independencia de su país, conseguida en 1991 tras la caída del comunismo, y posteriormente con la implementación del régimen democrático en Bielorrusia, inmersa en una autocracia desde 1994.
Es precisamente a través de Viasna que Bialiatski se ha constituido como uno de los principales opositores al régimen de Aleksandr Lukashenko. Su labor le ha valido reconocimientos a nivel internacional, pero también una fuerte presión por parte del Gobierno bielorruso, que lo ha encarcelado en dos ocasiones: 2011 y 2021; en esta última, por denunciar el fraude masivo ocurrido en las elecciones presidenciales de 2020.
Por su parte, el reconocimiento del Comité Noruego a la ONG rusa Memorial tiene un tinte de premio póstumo, dado que oficialmente la organización dejó de existir a principios de este año por orden del Gobierno de Vladimir Putin.
¿Las razones? El “crimen” de manchar el “glorioso” pasado de la Unión Soviética, puesto que la principal labor de Memorial, desde su fundación en 1989, era denunciar los delitos cometidos por el régimen comunista y recopilar evidencia que apoye las causas de reivindicación de millones de personas que fueron asesinadas en campos Gulag y otras instalaciones de tortura durante el periodo de la URSS.
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Desde que Rusia empezó la invasión de Ucrania hace casi ocho meses, numerosos crímenes de guerra ocurridos en los territorios ocupados por soldados rusos han sido reportados por diversas organizaciones. Una de las más activas en esta labor ha sido el think tank Center for Civil Liberties, con sede en Kyiv.
Con el uso de redes sociales y medios de comunicación alterna, Center for Civil Liberties y su directora, Oleksandra Matviichuk, se han dedicado a la documentación de testimonios de los lugareños afectados por las acciones del Ejército ruso y la recolección de evidencia que sustente las acusaciones contra las fuerzas enviadas por Vladimir Putin.