El Amazonas de Brasil ha sido deforestado de una manera récord en la primera mitad de 2022, según el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) del país. Datos de satélites reportaron que se ha perdido 3.750 kilómetros cuadrados de la mayor selva tropical del mundo, entre el 1 de enero y el 24 de junio.
Asimismo, se ha registrado un récord de 2.562 incendios en la Amazonía del país. En mayo y en junio se queman y se deforestan más debido a la temporada seca.
Este incremento de cifras se le atribuye al ingreso del presidente Jair Bolsonaro, puesto que, desde el 2019, se debilitaron las protecciones ambientales debido a que “obstaculizaban” el desarrollo económico.
De la misma forma, se ha recortado la financiación a programas de protección y vigilancia ambiental gestionados por el mismo gobierno. Además, se ha impulsado la apertura de las tierras indígenas a la agricultura y a la minería comercial.
En octubre de 2021, un grupo de abogados especializados en cuestiones climáticas instó a la Corte Penal Internacional (CPI) a investigar a Bolsonaro por sus políticas dañinas a la Amazonía, puesto que, según ellos, estas constituyen “crímenes contra la humanidad”.
Sin embargo, el presidente brasileño solo contraatacó estas críticas internacionales.
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Por otro lado, algunos científicos han advertido que la situación de la Amazonía continuará empeorando con las elecciones presidenciales de octubre en Brasil, ya que, como ha ocurrido en las tres últimas elecciones, la aplicación de la legislación medioambiental suele debilitarse en años electorales.