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Misterio de más de medio siglo resuelto: una teoría de ovnis y el avión que se tragó la cordillera

El Star Dust desapareció de los radares el 2 de agosto de 1947 en medio de diversas teorías de conspiración. Casi 50 años después sus restos fueron hallados en el volcán Tupungato en Chile.

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La misteriosa desaparición del Star Dust generó diversas teorías conspirativas en torno a ovnis. Foto: Infobae

El 30 de julio de 1947 un avión Avro modelo 691 Lancastrian o Star Dust salió de Londres con destino a Santiago de Chile. El vuelo había despegado con dos pasajeros: Paul Simon, un agente del tesoro británico, y la alemana Martha Limpert. Además, la tripulación de la aeronave estaba conformada por cuatro personas: el capitán y veterano de guerra, Reginald James Cook, el primer oficial, Donald Checklin, el copiloto Norman Hilton y el sobrecargo, Iris Adams.

Tras más de 30 horas de vuelo sobre el mar, el avión aterrizó en el Aeropuerto de Morón, en Buenos Aires, para recargar combustible y continuar su trayecto a la capital chilena. Cerca a su destino, el capitán se comunicó con la torre de control del aeródromo de Los Cerrillos para anunciarle que aterrizaría en cuatro minutos y dejando una misteriosa palabra final: “Stendec” No obstante, el avión nunca llegó.

Para llegar a Santiago de Chile desde Morón, la aeronave debía atravesar la cordillera de los Andes. Al acercarse a las primeras montañas, el comandante decidió ascender de los 3.000 metros sobre el nivel del mar a 7.000 para evitar una tormenta que se había originado por donde el aeroplano debía cruzar.

Su misteriosa desaparición y la incertidumbre que generó la última palabra pronunciada por el capitán generó una serie de teorías que involucró a los ovnis, y que incluso algunos aficionados al tema tomaron como una clara señal de contacto extraterrestre.

Otras hipótesis apuntaron a un ataque terrorista o un complot político, debido a que uno de los tripulantes era un funcionario británico y en ese momento, Reino Unido y Argentina no tenían buenas relaciones diplomáticas.

Finalmente, en 1998, un guía de montaña, llamado Pedro Reguera, ascendió por un costado del glaciar Tupungato donde halló un objeto con un destello brillante. Excursiones posteriores ayudaron a encontrar los restos del avión: una rueda, parte de un motor y tres cuerpos de la tripulación.

Montañitas que participaron de la búsqueda del avión 691 Lancastrian en Chile. Foto: Infobae

Al parecer, todo se habría generado por un error humano. En 1947 aún no se tenía mucho conocimiento del Jetstream, que son fuertes corrientes de aire que pueden alcanzar grandes velocidades. Al encontrarse a 7.000 mil metros de altura, el capitán voló creyendo que estaba en la dirección correcta y notificó su llegada cuando pensó que ya había pasado la cordillera.

Sin embargo, al descender, y sin una visibilidad clara, se estrelló contra el volcán Tupungato, que a lo largo de los años fue revelando los vestigios del fatal accidente.