Darren Harrison, de 39 años, había emprendido un ameno viaje de pesca junto a sus amigos a Las Bahamas. No obstante, a su retorno a los Estados Unidos, un hecho insólito se suscitó en el avión mientras la nave se dirigía al aeropuerto de Palm Beach en Florida.
“Me siento mal”, fue lo último que escuchó decir al piloto, antes de que el hombre se desmaye y que la aeronave se incline y empiece a caer en picada. Harrison, que trabaja como diseñador de interiores, sabía algo de aviación, pero no tenía experiencia para comandar el aeroplano.
Sin pensarlo mucho, el hombre trepó por las filas de asientos, entró a la cabina y se puso los auriculares para contactarse con la torre de control. Allí, le contesto Robert Morgan, controlador aéreo que contó el extraordinario suceso al medio Today.
“Agarró los controles y tiró el avión hacia atrás para que saliera de la picada descendente en la que estaba”, relató el inspector aéreo. Morgan explicó que él trató de mantener la calma para transmitirle esa sensación a Harrison mientras lograba enderezar el avión rumbo al aeropuerto de Florida, donde los equipos de seguridad ya se preparaban para recibirlos.
“Se detuvieron las salidas de otros vuelos en el Aeropuerto Internacional de Palm Beach, se enviaron servicios de emergencia y los vehículos y aviones se alejaron de la pista para hacer espacio”, reveló posteriormente, la Fuerza Aérea Americana en un comunicado.
Finalmente, Harrison pudo aterrizar el avión sin problemas y regresar a casa, lugar donde lo esperaba su esposa embarazada, la razón por la que ejecutó la hazaña.