Estados Unidos hizo historia este jueves cuando el Senado confirmó a Ketanji Brown Jackson como la primera jueza afroamericana de la Corte Suprema.
La Cámara Alta del Congreso estalló en aplausos cuando esta mujer de 51 años fue confirmada por 53 votos contra 47 como una de los nueve jueces, garantizando que los hombres blancos dejarán de ser mayoría en el máximo tribunal por primera vez en 233 años.
El presidente Joe Biden lo calificó de “momento histórico” para el país.
“Este hito debería haber ocurrido hace generaciones (...) Pero Estados Unidos hoy está dando un paso gigantesco para hacer que nuestra unión sea más perfecta”, afirmó el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Jackson contó con el apoyo de tres republicanos del Senado durante un proceso de confirmación agotador y, en ocasiones, brutal, que le dio a Biden una aprobación bipartidista para su primer candidato a la Corte Suprema.
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Es un logro importante para el presidente, quien presidió el comité judicial del Senado en las décadas de 1980 y 1990, lo que significa que tiene la distinción sin precedentes de nominar y supervisar el nombramiento de un juez de la Corte Suprema.
Le permite mostrar a los votantes afroamericanos que puede cumplir con promesas que les hizo pese a su reciente derrota sobre un proyecto de ley sobre el derecho al voto.
Con solo 42 días, fue una de las confirmaciones más breves de la historia.
Como tiene la última palabra en todas las disputas legales civiles y penales y en su calidad de guardián e intérprete de la Constitución, la Corte Suprema debe garantizar la igualdad de la justicia ante la ley.
Además, ejerce de árbitro de disputas en todos los aspectos de la vida, desde la libertad religiosa y el derecho al voto hasta la posesión de armas y el acceso al aborto.
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Cuatro de los nueve jueces del tribunal serán mujeres una vez que Jackson asuma el cargo, lo que lo convierte en la corte más diversa de la historia, aunque todas ellas estudiaron en la facultad de derecho de Harvard o Yale.
De los cinco jueces, cuatro son blancos y Clarence Thomas es afroestadounidense.
Jackson, quien siguió la votación desde la Casa Blanca con Biden, es la única candidata de un presidente demócrata confirmada desde Elena Kagan en 2010.
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Reemplaza al juez liberal Stephen Breyer, para quien trabajó en el pasado.
De modo que aunque su confirmación es histórica, no cambiará la mayoría conservadora de 6-3. Si ello estuviera en juego, la lucha podría haber sido aún más mordaz.
Schumer guio a Jackson a través de un proceso de confirmación polémico y agotador.
Los republicanos acusaron a la jueza de la corte de apelaciones de Washington de ser “blanda” con casos de pornografía infantil, a pesar de que su historial de sentencias está en la línea con el de otros jueces federales.
Otros insinuaron que simpatizaba con los terroristas por haber defendido como abogada de oficio a presos de Guantánamo y uno incluso sugirió que habría simpatizado con criminales nazis.
Lisa Murkowski, una de los tres republicanos que apoyó a Jackson, señaló en un comunicado que su respaldo era en “rechazo a la politización corrosiva del proceso de revisión”. Otra republicana partidaria de Jackson, Susan Collins, coincidió con ella.
Pese a todo Jackson ha mantenido un fuerte respaldo entre la opinión pública. Una nueva encuesta de Politico/Morning Consult mostró que casi la mitad de los votantes estimó que el Senado debería apoyarla, frente al 26% que se oponía y un 25% que no opinaba.