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Profesora que hacía doctorado vivió dos años en una carpa por falta de dinero

Aimée Lê contaba con una beca en la reconocida Royal Holloway University of London, pero le aumentaron el alquiler y se quedó en la calle. Para sacar su doctorado, se bañaba en los vestuarios de la universidad.

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Aimée Lê vivió a la intemperie durante dos años en Reino Unido. Foto: The Guardian

En Reino Unido ha sobresalido la historia de una docente, escritora e investigadora, no solo porque labora en una de las universidades más prestigiosas del planeta, sino porque llevaba una doble vida: de día una exitosa académica, pero de noche dormía en una carpa en la intemperie por falta de recursos.

Aimée Lê fue entrevistada el pasado 30 de octubre por el diario local The Guardian y su historia se hizo rápidamente viral en redes sociales, al desvelar la precaria situación económica que padecen las personas que ejercen la enseñanza.

“Hacía frío. Dormí a temperaturas bajo cero. Era una pequeña tienda de campaña para una sola persona, lo que significaba que después de un rato se hacía más cálida. Pero hubo días en los que recuerdo que me desperté y mi tienda estaba cubierta de nieve. Cuando no estaba haciendo mi doctorado u otro trabajo, estaba aprendiendo a cortar leña o encender un fuego”, dijo.

Aclaró que su situación no siempre fue tan dura, pero todo cambió cuando incrementó el precio del alquiler en su vivienda mientras era una estudiante de doctorado en la Royal Holloway University of London.

En la Royal Holloway obtuvo una beca anual de 16.000 libras por sus tres años de doctorado, empero por ser estudiante internacional tenía que pagar 8.000 libras por año en cuotas de la universidad, más los gastos de alquiler, comida y demás.

Ya no podía costear un departamento y cubrir todos sus gastos con sus ingresos como docente e investigadora, entonces tomó una medida extrema. Guardaba sus libros en la oficina de posgrado y se bañaba en los vestuarios de la universidad.

Pidió prestada una pequeña tienda de campaña y comenzó a quedarse al aire libre. Así estuvo años, ni sus estudiantes ni su familia se enteraron, ella se excusaba arguyendo que estaba pernoctando en una “granja ecológica”.

“Cuando mis estudiantes me preguntaron por la situación del mercado laboral, les advertí que los ingresos eran bajos y las contrataciones muy malas, pero pensé que decirles que vivía en una carpa era un paso demasiado lejos”, afirmó.

, estadounidense de familia vietnamita, consideró volver a su país e interrumpir su doctorado si no encontraba dónde dormir. “Descubrí que había un campamento de protesta cerca del campus, así que aparecí con mi carpa y pregunté si podía quedarme allí para no estar sola. Y ese fue el comienzo de mis siguientes dos años”.

Actualmente su situación no ha cambiado en demasía. Aunque logró terminar sus estudios en Reino Unido, su condición laboral es frágil y vive con sus padres.

“Lo más atroz es que hice esto porque creí que sería temporal. Que si pudiera soportar la dificultad de esta experiencia, podría conseguir un puesto seguro como conferenciante. Pero la precariedad continúa y estoy desempleada”, comentó.

Se muestra escéptica con su porvenir, a pesar de que ha tenido varias entrevistas, incluso en Cambridge University. “Me siento muy nerviosa. Para ser honesta, todavía no sé qué va a ser de mi futuro. La ironía es que creo que estoy muy bien adaptada al trabajo. Sé que soy una buena docente. Es mi vocación”.

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