Tenía tan solo siete meses cuando fue víctima de quemaduras en el 88% de su cuerpo. Luchó con ahínco, contra todo pronóstico -y con ayuda de los médicos del hospital Garrahan-, logró salir adelante y se convirtió en un ejemplo de perseverancia y resiliencia. Brisa ahora es una joven salteña de 21 años que ha dedicado su vida al deporte y al modelaje, pero planea ser una profesora de educación física especial para compartir su historia y transmitir que siempre es posible salir adelante.
El 17 de diciembre del año 2000, un intenso incendio se produjo en la que era la vivienda de Brisa y su familia en la provincia de Salta, Argentina. La pequeña de menos de un año de vida fue alcanzada por las llamas que invadían su hogar. Lograron practicarle primeros auxilios para que la menor pudiera llegar con vida al hospital, donde fue ingresada inmediatamente al quirófano.
Las quemaduras le causaron la pérdida de la mano izquierda y graves lesiones en partes tan sensibles como la cabeza. Ahora, la joven debe usar un casco especial que se emplea para cubrir las zonas dañadas.
”El grado de complejidad es muy alto y las situaciones que atravesó en su infancia, producto de aquel incidente, son tantas que cuesta enumerarlas”, comentaron fuentes del hospital Garrahan, según Télam.
La bebé llegó al centro médico en compañía de su abuela Mirta. Con el paso de los años y los tratamientos que recibió de la mano de su abuela, Brisa empezó a llamarla mamá. Incluso, así la conocen los profesionales de salud que han seguido el control de la joven, quien ahora se desempeña como trabajadora del área de deportes de la Municipalidad de Salta.
A los 14 años, Brisa descubrió que tenía talento para el atletismo, por lo que empezó a correr en competencias. Con perseverancia y esmero, ganó una medalla de bronce en 100 metros y de plata en 150 metros en los Juegos Evita. Más tarde, se haría acreedora a la medalla de oro en 200 metros.
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En el 2020, la muchacha decidió incursionar en el mundo del modelaje tras ser convocada a participar en el concurso Miss Belleza Mundial, donde ganó tres premios: foto más votada en redes sociales, mejor compañera y mujer fuerte.
Actualmente, Brisa forma parte del staff de una agencia de modelaje local y sueña con dedicarse a ello.
Junto a su madre, siempre tuvieron la idea de crear un espacio donde niños y niñas de situaciones complicadas pudieran desarrollarse mejor y recibir ayuda.
“Nadie es más ni menos que otra persona, todos somos iguales. Si quieren hacer algo que les gusta solo tienen que proponérselo y hacerlo. Lo que yo me propuse hacer, lo logré siempre”, señaló la joven, símbolo de lucha, a Télam.
Ahora, su próximo desafío será estudiar para convertirse en profesora de educación física especial y trabajar con niñas y niños. El tiempo seguirá pasando y Brisa seguirá creciendo en todos los aspectos que su constancia y determinación le permitan.