A pesar de las críticas de diversos organismos de derechos humanos, los talibanes insisten en no permitir la reapertura de las escuelas de educación secundaria para niñas. Tres provincias afganas, Sar-e-Pol, Balkh y Kunduz, han abierto muchas de sus escuelas femeninas, pero un portavoz talibán dijo a Efe que lo han hecho sin autorización.
”Hasta el momento no hemos hecho ninguna declaración oficial ni hemos tomado ninguna decisión para ordenar la reapertura de las escuelas de niñas en ninguna zona o provincia específica. En algunas zonas las clases se reanudaron extraoficialmente, sin ninguna orden ni decreto oficial”, señaló Bilal Karimi.
El portavoz agregó que se está trabajando en las “guías y regulaciones” de las escuelas secundarias para que respete la sharía, ley islámica que implementaron durante su anterior gobierno, entre 1996 y 2001, y que no permite que las niñas vayan al colegio.
Ante este escenario, Amnistía Internacional (AI) solicitó en un comunicado que “las niñas regresen de inmediato a las escuelas”, pues consideran que es una medida “discriminatoria, injusta”.
”En la actualidad, a las niñas en Afganistán se les prohíbe regresar a la escuela secundaria. En el país, los derechos y aspiraciones de toda una generación de niñas son rechazados y aplastados”, resaltó la secretaria general de AI, Agnés Callamard, quien añadió que esta prohibición viola el derecho internacional.
AI también pidió a la comunidad internacional, luego de que paralizaran el envío de fondos de ayuda cuando los talibanes llegaron al poder el 15 de agosto, que apoyaran con el financiamiento de la educación en Afganistán, pues no hacerlo restringiría “a millones de estudiantes afganas del derecho a la educación”.
Desde el 18 de septiembre se han abierto los colegios de Afganistán, pero en el caso de la educación femenina no se ha permitido el acceso a las estudiantes.
”Como directora del colegio, tuve que apagar mi teléfono durante más de una semana porque no tengo una respuesta para mis jóvenes alumnas de por qué ellas y sus maestras no pueden asistir a la escuela”, explicó Tahiri, quien dirige una escuela en la provincia occidental de Herat.
Tahiri piensa que esta prohibición “ha inyectado miedo en el corazón de todas las niñas de este país, matado su moral y destrozado sus esperanzas para el futuro”.