El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió el martes 31 de agosto al Estado Islámico-Khorasan (EI-K o ISIS-K, por sus siglas en inglés), el grupo yihadista que mató a 13 soldados estadounidenses durante un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, que habrá más represalias por parte de Washington.
“Seguiremos luchando contra el terrorismo en Afganistán y otros países”, dijo Biden. “Y a EI-K: aún no hemos terminado con ustedes”, agregó. Este grupo terrorista es considerado el más extremo y violento de todos los que operan en Afganistán.
Fundado en 2015 por talibanes pakistaníes alejados del grupo, es más pequeño, más nuevo y adopta una visión más extrema del islam que los talibanes, que acaban de derrocar al gobierno afgano respaldado por EE. UU. tras una sangrienta campaña de dos décadas, recoge The New York Times.
Recluta tanto a yihadistas afganos como paquistaníes, especialmente desertores de los talibanes afganos que no ven su propia organización como “suficientemente extremista”.
En particular, el Estado Islámico-Khorasan antagonizó con los talibanes, y los dos grupos se han disputado el territorio, en particular en el oriente de Afganistán. Desde 2017, dicen los expertos, esta agrupación terrorista ha sido responsable por unos 250 enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de Estados Unidos, Afganistán y Pakistán.
La salida de EE. UU. de Afganistán dejó escenas de desesperación y caos de afganos, quienes trataban de abandonar el país tras la llegada de los talibanes al poder y un atentado, reivindicado por el ISIS-K, que se ejecutó en una puerta del aeropuerto de Kabul el pasado jueves y dejó al menos 170 muertos, entre ellos 13 soldados estadounidenses.
En la noche del lunes al martes, el ejército estadounidense se retiró completamente de Afganistán y dejó el país en manos de los talibanes, sus enemigos en una guerra de 20 años.
En la madrugada de Kabul, talibanes y seguidores suyos celebraron ese momento histórico, doloroso para Joe Biden, con disparos, fuegos de artificio y gritos de alegría.
“Hemos hecho historia”, se congratuló Anas Haqqani, responsable del movimiento talibán, una vez los últimos soldados estadounidenses habían salido del país, culminando dos semanas de evacuaciones precipitadas, incluso caóticas.
La retirada terminó 24 horas antes del fin del 31 de agosto, la fecha límite fijada por el presidente Biden, que tiene previsto dirigir un discurso a los ciudadanos estadounidenses.
El Pentágono había admitido el lunes que no pudo evacuar a tantas personas de Afganistán como hubiera querido, un fracaso que despertó vivas críticas en la oposición republicana.
Con información de AFP.