La Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos publicó el último viernes 27 de agosto un documento sobre el origen de la COVID-19, el cual ha sido duramente criticado por China.
El informe fue realizado luego de que Joe Biden, presidente de los EE. UU., exhortara a las agencias de inteligencia que “redoblen” sus esfuerzos con el objetivo de conocer verdaderamente cómo se inició la pandemia.
Biden delegó desclasificar la mayor parte posible de las investigaciones y fue informado de la exploración a inicios de esta semana.
Hay dos teorías en torno a la procedencia del coronavirus: una es que se haya trasladado de un animal a un humano y la otra considera que el virus salió de un laboratorio.
La comunidad de inteligencia se encuentra dividida en cuanto a cuál de las dos teorías sobre la causa de la llegada del virus SARS-Cov-2 tiene mayores probabilidades de ser correcta. Sin embargo, existe conformidad entre las agencias de que ambas teorías predominantes son admisibles.
“Todas las agencias evalúan que dos hipótesis son plausibles: la exposición natural a un animal infectado y el incidente asociado a un laboratorio”, según el resumen publicado.
Este informe norteamericano deriva que los analistas no son capaces de dar “una explicación más definitiva” sin nueva información proveniente de China, tales como muestras clínicas y datos epidemiológicos sobre los primeros casos hallados en Pekín. Las agencias sacaron la conclusión de que “el virus no fue desarrollado como arma biológica”.
En un principio, las agencias de espionaje estadounidenses creían en la explicación de que el virus se originó en la naturaleza. Pero, según informa Reuters, personas cercanas a los reportes de los servicios de inteligencia aseguran que en los últimos meses hubo poca corroboración de que el virus se haya propagado ampliamente y de forma natural entre los animales salvajes.
“Si bien esta revisión ha concluido, nuestros esfuerzos por comprender los orígenes de esta pandemia no descansarán. Haremos todo lo posible para rastrear las raíces de este brote, que ha causado tanto dolor y muerte en todo el mundo, para que podamos tomar todas las precauciones necesarias para evitar que se repita”, señaló el mandatario estadounidense en una declaración tras la publicación del resumen.
Biden criticó a China por lo que él llama “falta de transparencia” con la investigación y pidió que “comparta plenamente la información” para lograr la cooperación.
“Existe información crítica sobre los orígenes de esta pandemia en la República Popular China; no obstante, desde el principio, los funcionarios del Gobierno chino han trabajado para impedir que los investigadores internacionales y los miembros de la comunidad mundial de la salud pública tengan acceso a ella”, agregó el dignatario.
La Embajada de China en Washington no se quedó en silencio y respondió con un amplio comunicado en el cual afirmó que Estados Unidos había “fabricado” el informe e invocaba un error de los servicios de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva antes de la Guerra de Irak.
La misiva resaltó que el rastreo del origen es una “cuestión de ciencia” y “solo debe y puede dejarse en manos de científicos, no de expertos en inteligencia”.
“El informe de la comunidad de inteligencia se basa en la presunción de culpabilidad por parte de China, y solo sirve para poner a China de chivo expiatorio”, declaró la embajada.
“Tal práctica solo perturbará y saboteará la cooperación internacional en la búsqueda del origen y en la lucha contra la pandemia, y ha sido ampliamente rechazada por la comunidad internacional”, añadió.
Además, manifestaron que la crítica de Washington hacia Pekín por falta de transparencia se trata de una “excusa en su campaña de politización y estigmatización” y reiteró que desde el brote de la COVID-19, China ha “divulgado información, compartido la secuenciación del genoma del virus y llevado a cabo la cooperación internacional para luchar contra la enfermedad”.