Este jueves 22 de julio, Haití celebró una misa en la Catedral de Cap-Haitien en honor del presidente Jovenel Moïse, víctima de magnicidio, pero la homilía se vio perturbada en varias ocasiones por personas que exigían que se haga justicia por el asesinato del mandatario, perpetrado el pasado 7 de julio.
A lo largo de la ceremonia hubo varios momentos en los que se rompió la paz que debía reinar en el templo, porque los manifestantes proferían gritos pidiendo justicia para Moïse.
En las primeras filas se sentaron algunas autoridades locales, incluida la alcaldesa Yvrose Pierre. Estas siguieron la misa sin inmutarse por los constantes revuelos dentro de la catedral.
Incluso antes del inicio de la homilía, un grupo de personas entró a la catedral para animar a los presentes a realizar altercados, pero el responsable de la Delegación del Gobierno en el Norte, Pierrot Augustin Degaule, acudió a apaciguar los ánimos.
Los partidarios más acérrimos de Jovenel Moïse no quieren que se celebre su funeral, previsto para el viernes, hasta que se sancione a los responsables de su atentado.
Muchos de los asistentes vestían camisetas con fotografías serigrafiadas del presidente Moïse sobre fondo blanco, un color que en Haití también se usa como señal de duelo.
Está previsto que el funeral se celebre en la residencia de la familia de Moïse, a las afueras de Cap-Haitien, la ciudad más importante del norte del país.
Jovenel Moïse fue asesinado a tiros en su residencia en Puerto Príncipe en la madrugada del 7 de julio, en un ataque perpetrado por un comando armado integrado por exmilitares colombianos que accedió a la vivienda presidencial sin hallar resistencia por parte de los guardias que debieron haber protegido la vida del presidente.
Por el momento, han sido arrestadas 26 personas por su supuesta implicación en el caso y hay al menos siete policías “en aislamiento”, aunque no formalmente detenidos, por su presunta implicación en el asesinato.