Magawa, la rata que fue condecorada el año pasado con una medalla de oro por su “valentía” en la detección de bombas en Camboya, se retira después de cinco años de arduo trabajo. El país asiático aún sufre los estragos de la guerra como la existencia de zonas llenas de minas terrestres.
La rata gigante de siete años tiene en su hoja de servicios el mérito de haber descubierto más de 39 minas terrestres antipersona y más de 28 artefactos explosivos. Su entrenadora, Malen, asegura que Magawa se está “desacelerando” a medida que llega a la vejez, y ella quiere “respetar sus necesidades”.
El roedor fue entrenado por la organización benéfica Apopo, registrada en Bélgica, que tiene su sede en Tanzania y ha estado criando animales, conocidos como HeroRAT, para detectar minas terrestres desde la década de 1990.
A finales de mayo, Apopo aseguró que un nuevo lote de ratas jóvenes había sido evaluado por el Centro de Acción contra Minas de Camboya (CMAC) y aprobado “con gran éxito”.
Antes de retirarse definitivamente, Magawa, permanecería en el cargo unas semanas más para “orientar” a los nuevos reclutas y ayudarlos a establecerse. “La actuación de la rata ha sido invicta y me enorgullece trabajar codo a codo con él”, sostuvo Malen.
“Es pequeño, pero ha ayudado a salvar muchas vidas, lo que nos ha permitido devolver a nuestra gente tierras seguras que tanto necesitan de la forma más rápida y rentable posible”, añadió.
La rata gigante de siete años tiene en su hoja de servicios el mérito de haber descubierto más de 39 minas terrestres antipersona y más de 28 artefactos explosivos. Foto: APOPO
Magawa es capaz de buscar en un campo del tamaño de una cancha de tenis en solo 20 minutos, algo que Apopo dice que llevaría a una persona con un detector de metales entre uno y cuatro días.
Las ratas están entrenadas para detectar un compuesto químico dentro de los explosivos, lo que significa que ignoran otros elementos y pueden buscar minas más rápido. Una vez que encuentran un explosivo, raspan la parte superior para alertar a sus compañeros humanos.
Camboya es el segundo país más afectado por las minas en el mundo después de Afganistan. Según PDSA, se cree que se colocaron hasta seis millones de minas terrestres durante los conflictos armados que asolaron el país entre 1975 y 1998, de las cuales tres millones aún no han sido localizadas.
Las minas antipersona han provocado alrededor de 64.000 víctimas en el país, de ese total unas 40.000 personas sufrieron amputaciones.