El chavismo, dirigido por Nicolás Maduro, se prepara para recuperar este domingo 6 de diciembre el control del Parlamento de Venezuela después de 5 años.
La autoridad electoral, nombrada por la corte suprema de línea oficialista, convocó a más de 20 millones de venezolanos a votar en el cuestionado proceso que renovará la unicameral Asamblea Nacional, que a la vez amplía de 167 a 277 su número de curules.
“¡Si ustedes ganan, yo me voy!”, clamó en el cierre de campaña el presidente Maduro, seguro de su triunfo y dirigiéndose a sus adversarios.
El Parlamento es el único poder controlado por la oposición, que en 2015 rompió 15 años de hegemonía chavista.
Aunque Maduro lo neutralizó con su dominio institucional, fue desde la jefatura del Congreso que Guaidó desconoció la reelección del mandatario socialista en 2018 por “fraudulenta” y se proclamó presidente encargado de Venezuela en 2019 con reconocimiento de más de 60 países liderados por Estados Unidos.
Las elecciones parlamentarias corresponden este año por ley, pero Guaidó y los principales partidos políticos opositores denuncian falta de condiciones para unos comicios “libres, verificables y transparentes”.
Llaman en paralelo a una especie de plebiscito, del 7 al 12 de diciembre para mantener la “continuidad” del período del actual Legislativo, iniciativa que será ignorada por el chavismo, que alista la retoma de la cámara el venidero 5 de enero.
“El objetivo de Maduro ni siquiera es ganar legitimidad”, sino “aniquilar a la alternativa democrática en Venezuela”, dijo Guaidó a la AFP esta semana.
Pero Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, considera que Maduro “valida una institución que puede ser útil frente a sus aliados”.
“No está buscando que Estados Unidos, que Europa lo reconozcan... Está buscando que China sienta que hay una institucionalidad que pueda respaldar acuerdos, por ejemplo, petroleros o de infraestructura”, sostuvo.
Lo mismo aplica para relaciones con países como Rusia, India, México o Turquía, agregó León.