El nombre de Kamala Harris, que este sábado 7 de noviembre se convirtió en la primera mujer elegida para la Vicepresidencia de Estados Unidos, es toda una declaración de intenciones sobre lo que se puede esperar de la senadora. De origen jamaicano e indio, ha bebido de una cultura que “produce mujeres fuertes”, según analistas.
A los 56 años, la dinámica senadora demócrata de California permitió que Joe Biden, de 77 años, obtuviera el apoyo de un electorado más diverso que buscaba estar mejor representado en la cima del poder.
Tanto es así que algunos dijeron que no votaron por Biden sino por ella, una abogada de padre jamaicano y madre india. La carrera de Kamala Harris está llena de primeras veces: fue la primera fiscal de distrito negra y la primera fiscal general en la historia de California; la primera indio-americana en llegar al Senado y, ahora, ha marcado un nuevo hito.
Una vez que los grandes medios de comunicación declararon la victoria de Joe Biden, Harris se convirtió no solo en la primera mujer en alcanzar la vicepresidencia, sino también en la primera persona negra en ocupar ese puesto y la primera de origen indio o asiático en hacerlo.
Siempre con tapabocas para protegerse del coronavirus y respetando la distancia social como Biden, Kamala Harris hizo una campaña más activa que el septuagenario, bailando al ritmo de bandas de música o hablando con clientes de los cafés, siempre al aire libre por la COVID-19.
Nacida el 20 de octubre de 1964 en Oakland (California), Harris es la hija mayor de una pareja de inmigrantes —Shyamala Gopalan, una investigadora contra el cáncer de la India, y Donald Harris, un economista de Jamaica—, que se divorciaron cuando ella tenía siete años.
Pese a su origen multicultural, Kamala Harris prefiere describirse a sí misma simplemente como “una estadounidense”, y asegura que siempre se ha sentido bien con su identidad, como explica en su autobiografía The Truths We Hold.
Harris atribuye a su madre el mérito de no haber tenido problemas de identidad, ya que ella creció bebiendo de la cultura india, pero al mismo tiempo sintiéndose orgullosa de ser afroamericana.
Conforme su perfil político fue creciendo a lo largo de los años, Harris no ha parado de resaltar detalles de su biografía para trazar nexos con los votantes: “No es sobre mí, es sobre la gente a la que represento”, subrayaba en una entrevista.
Su trayectoria política ha sido fulgurante: graduada en Ciencias Políticas y Economía en Howard University, una de las universidades negras por excelencia, se especializó en la lucha contra el crimen.
Entre 2004 y 2011, Kamala Harris fue fiscal de distrito en San Francisco y entre ese último año y 2017 ejerció como fiscal general de California.
En 2016 se convirtió en la segunda mujer de raza negra y la primera de origen indio en ganar un escaño en el Senado del país, donde enseguida destacó por sus preguntas incisivas a responsables de la Administración de Donald Trump durante las audiencias.
El año pasado, Harris lanzó su candidatura presidencial bajo el lema “Kamala Harris por la gente”, aunque su propuesta no logró convencer para recaudar suficientes fondos, por lo que anunció su retirada en diciembre.
Joe Biden la eligió como compañera de fórmula, pese a los momentos de tensión que ambos protagonizaron mientras Harris era todavía aspirante, como el tira y afloja que vivieron en el segundo debate demócrata, cuando la senadora criticó al exvicepresidente por haberse opuesto a un mandato federal sobre un sistema de transporte para estudiantes con el fin de acabar con la segregación racial en las escuelas.
Este sábado, Fox reconoció que Kamala Harris estaba “haciendo historia”, mientras que otros medios apuntaron que estaba “rompiendo un techo de cristal” para las mujeres.
La edad de Biden, de 77 años, y su convencimiento de que va a ser un “candidato de transición” colocan a Harris, de 56 años, en un puesto de ventaja para convertirse en la futura líder del Partido Demócrata.