El izquierdista Luis Arce aspira a convertirse en presidente de Bolivia gracias al capital político construido durante décadas por su mentor, el exmandatario Evo Morales.
Arce despliega la bandera de la bonanza económica del Gobierno de Morales (2006-2019), cuando él era ministro de Finanzas, y atribuye ese logro a la nacionalización de los hidrocarburos, en 2006.
Economista de 57 años, Arce estudió en la estatal Universidad Mayor de San Andrés en La Paz e hizo una maestría en la universidad británica de Warwick.
Trabajó 18 años en el Banco Central, donde ocupó diversos cargos, y fue ministro de Economía y Finanzas casi todo el periodo de Morales, con una pausa de 18 meses. Tiene un perfil más tecnócrata que político.
Bajo Morales, Bolivia elevó su Producto Interno Bruto de 9.500 millones de dólares anuales a 40.800 millones y redujo la pobreza del 60% a 37%, según datos oficiales.
“Tomamos decisiones adecuadas que llevaron a nuestro país a liderar varios indicadores económicos y sociales en la región”, dice el exministro, quien fue designado en enero abanderado presidencial del Movimiento Al Socialismo (MAS), honor que siempre había tenido Morales.
Nació el 28 de setiembre de 1963 en La Paz en el seno de una familia de clase media. Sus padres eran profesores.
Su origen y formación son diferentes a los de Morales, quien nació en una familia de modestos campesinos y pastores de llamas, trabajó durante toda su infancia, por lo que fue poco tiempo a la escuela, y su lengua materna es el aymara.
Empero, carga también con el legado de las críticas a Morales y las cuestionadas elecciones de 2019, luego anuladas.
El Gobierno derechista y los demás candidatos han dirigido toda su artillería contra el abanderado del MAS.
Además, la procuraduría, que depende del Gobierno, lo acusa de “enriquecimiento ilícito” mientras era ministro, cargo que Arce niega.
Carlos Mesa, un reincidente en la política boliviana
Quince años después, el expresidente Carlos Mesa está nuevamente a las puertas del poder en Bolivia como único candidato con opción de vencer en las urnas al izquierdista Luis Arce, reconocido como gestor del “milagro económico” durante el Gobierno de Evo Morales (2006-2019).
Candidato centrista de Comunidad Ciudadana, este historiador y periodista de 67 años afirma que entró a la política con “la idea de estar en el centro de las cosas y trabajar para moverlas y cambiarlas”.
Carlos Diego de Mesa Gisbert, nacido el 12 de agosto de 1953 en La Paz, es descendiente de una familia de Alcalá la Real (España) y era “outsider” en política hasta hace dos décadas, cuando se vio sumergido en el ojo de la tormenta.
Elegido vicepresidente en 2002, presentó su renuncia un año después mientras el presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada reprimía una rebelión popular que se saldó con más de 60 muertos.
Mesa sucedió luego a Sánchez de Lozada en la presidencia. Renunció dos veces —la primera fue rechazada por el Congreso— y se fue finalmente en 2005.
Su amigo Alfonso Gumucio, con quien comparte la pasión por la crítica cinematográfica, afirma que Mesa es “un hombre que reflexiona, quizás también un hombre que sueña”.
Mesa fue presidente de Bolivia sin un partido que lo respaldara, situación que le complicó la gestión y lo llevó a dimitir.
Agobiado por una presión social e inestabilidad política incontrolables, dejó la silla presidencial al juez Eduardo Rodríguez Veltzé, quien llamó a elecciones en 2005, ganadas por Evo Morales.
Sin la lección aprendida, Mesa volvió a postularse en 2019 sin partido propio, sino con la sigla prestada del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), un partido minoritario del extinto líder maoísta Oscar Zamora, quien terminó aliado con la derecha en la década de 1990.
En las elecciones de 2019 Mesa terminó en segundo lugar detrás de Morales, según el escrutinio oficial. Pero los comicios fueron anulados tras denuncias de fraude y protestas que condujeron a la renuncia del presidente.