Hiroshima, Nagasaki y Chernóbil tienen algo en común: haber sido afectados por la radiación de explosiones nucleares. Pero se diferencian enormemente por su actual condición. Mientras que la vida ha continuado con normalidad en las ciudades japonesas; en la urbe ucraniana aún quedan áreas que siguen sin habitar.
Si bien el dominio de la energía nuclear significó un gran avance para la humanidad, también desencadenó grandes tragedias como el lanzamiento de las bombas atómicas o accidentes.
PUEDES VER Hiroshima conmemora 75 años de la primera bomba atómica: “Nunca debemos permitir que se repita”
El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón. Cabe resaltar que este ataque fue premeditado.
Las consecuencias fueron devastadoras. Se estima que cerca de 110.000 personas habían muerto en ambas metrópolis, a consecuencia de la explosión y la radiación, para diciembre de 1945.
En tanto, 41 después, el 26 de abril de 1986 explotó uno de los reactores de la planta nuclear Vladimir Ilich Lenin de Chernóbil, al norte de Ucrania.
De acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calculó que hasta 4.000 personas podrían haber muerto por la radiación a la que se vieron expuestas a raíz del accidente.
PUEDES VER Jóvenes japonesas sorpenden con su reacción al probar ceviche peruano por primera vez [VIDEO]
En entrevista para la BBC, especialistas han revelado que la clave de este contraste se debe a tres factores: el tipo de reacciones que ocurrieron en cada lugar, la cantidad de material involucrado en cada explosión y la altura en la que ocurrieron las detonaciones.
Una de las primeras diferencias entre estos hechos es que, en el caso japonés, las bombas fueron el resultado de una fisión en cadena rápida, mientras que lo del reactor fue una fisión en cadena lenta,
“La bomba fue diseñada para que la fisión ocurriera en una fracción de segundo y a gran intensidad”, explicó John Luxat, especialista en seguridad nuclear en la Universidad McMaster, en Canadá.
Mientras que en Chernóbil ocurrió una reacción lenta. Es decir, que al interior del reactor se fue sobrecalentando el combustible nuclear y se fue acumulando vapor, lo que ejercía una enorme presión sobre el tanque. “Es como si hubiera explotado una olla a presión”, añade Luxat.
Un dato no menos importante es que las partículas radioactivas que se liberan en una bomba atómica son altamente tóxicas, pero tienen un tiempo de vida corto.
Por el contrario, los materiales que se liberan del reactor, inicialmente son menos tóxicos, pero tienen un tiempo de vida más largo.
“Los productos que surgen de una fisión lenta son mucho más tóxicos para los humanos”, advirtió Michael Gordin, historiador especialista en ciencias físicas de la Universidad de Princeton.
La bomba de Hiroshima tenía 64 kilos de uranio enriquecido, de los cuales solo un kilo logró fisionarse. En otros términos, esto fue lo que emitió el material radioactivo.
En cambio, el reactor de Chernóbil, contenía toneladas de uranio enriquecido: “Eso significa que probablemente tenía varios cientos de kilos de productos fisionables en su interior”, explicó Alex Wellerstein, historiador especialista en armas nucleares del Instituto Tecnológico Stevens, en EE. UU.
Se calcula que en total se liberó al menos 100 veces más radiación que en las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
PUEDES VER Personas sin contagios de coronavirus también tienen respuesta inmune, según científicos [VIDEO]
Otro factor importante es que en Hiroshima y Nagasaki las bombas explotaron en el aire, a más de 500 metros del suelo, por lo que se disiparon, disminuyendo las partículas tóxicas en el terreno.
La explosión de Chernóbil fue al nivel del suelo y el incendio que se desató contenía material radioactivo. De esta manera, las partículas tóxicas no subían y se dispersaban en la atmósfera, sino que circulaban constantemente en el mismo lugar e impregnaban el suelo alrededor.
“En esa situación lo que tienes es mucha contaminación en un área relativamente local, en este caso, en la planta”, explica Wellerstein.
Además, el estudioso añade que si la bomba de Hiroshima hubiera explotado en el suelo, habría contaminado más, pero aun así sería más limitada que la de Chernóbil, porque había mucho menos material con el cual contaminar.